Pasan los días y el material necesario para hacer frente a la epidemia de coronavirus y proteger a los sanitarios o no llega o lo hace con cuentagotas. Para colmo, la primera partida de 9.000 test rápidos comprada por el Gobierno ha salido defectuosa, y se ha tenido que devolver. Las adquisiciones que han hecho las comunidades autónomas por su cuenta tampoco se materializan. La mayor esperanza está depositada en la gigantesca compra efectuada por el Ejecutivo por valor de 500 millones de euros a China que quizás, solo quizás, empiece a llegar este fin de semana.

Las 9.000 pruebas rápidas defectuosas forman parte de una partida de 640.000 cuya compra anunció el Ministerio de Sanidad el pasado fin de semana. Los análisis llevados cabo por el Instituto de Salud Carlos III determinaron que no sirven porque tienen un grado de sensibilidad del 30% cuando debería ser del 80%. Es muy probable que den negativo incluso aunque el paciente este en realidad infectado.

CHINA REACCIONA / Tras difundirse que se habían comprado a la farmacéutica china Shenzhen Bioeasy Biotechnology, la embajada de este país difundió en su cuenta de Twitter la información de que esta empresa opera sin licencia. El Ministerio de Comercio de China ofreció al Ministerio de Sanidad «una lista de recomendaciones de proveedores clasificados» entre los que no se encontraba la compañía Bioeasy, asegura la Embajada de China, que añade que la empresa todavía no tiene «licencia oficial de la Administración Nacional de Productos Médicos de China para vender sus productos».

La versión que poco después ofreció el ministerio es algo diferente. «El Gobierno no adquirió estos test a China sino a un proveedor español de confianza y además llevaba la homologación CE de la Unión Europea», explicó el titular de Sanidad, Salvador Illa. «Siempre hemos dicho que los test rápidos se iban a validar antes de usarlos y ha sido al hacerlo cuando hemos visto que no valían. Se le han devuelto a la empresa para que nos envió para que entreguen unos que funcionen», zanjó, ante las críticas de la oposición en el Congreso.

Bioeasy hizo llegar al Gobierno una carta, que este distribuyó a los medios de comunicación, en la que asegura que cumple con todos los requisitos para exportar a la UE y se ofrece precisamente a volver a enviar los test «para asegurar la sensibilidad y especificidad y ayudar a España a luchar contra la covid-19».

Illa también explicó que la compra de 632.000 test se efectuó a los proveedores que antes lo podían proporcionar, antes de declarar el estado de alarma y para ayudar a la comunidades que los habían agotado. Lo mismo ha ocurrido con las mascarillas.

PRUEBAS NECESARIAS / Los test rápidos son importantes por varias razones. Los PCR actuales tardan en situación normal entre 4 o 5 horas en llevarse cabo pero con los laboratorios encargados saturados pueden esperar más de 24 horas con pacientes que esperan colapsan las urgencias a que se confirme el diagnóstico. Al hacerse tan solo a los pacientes más graves tampoco se puede obtener una imagen fiable de la expansión de los contagios.

Los mismos problemas, con parecidas consecuencias lo sufren Italia y Francia. Todo el mundo se ha lanzado a la compra de un material que la producción global es incapaz de abastecer. Las empresas exigen el pago al contado y prometen enviar pedidos que luego se retrasan. La Unión Europea se comprometió a una compra conjunta que debía llegar en dos semanas pero acaba de anunciar que se retrasa.

Ante las críticas de la oposición, el Gobierno ha recordado que la competencias de Sanidad eran de la comunidades autónomas hasta el pasado día 15 y que incluso desde el 10 de marzo, Sanidad ha repartido 6,7 millones de mascarillas, de las que a Madrid se enviaron 1,9 millones.

Un gran hospital, por ejemplo, gasta unas 5.000 al día. La Comunidad de Madrid ha anunciado también la compra por su cuenta de mascarillas y equipo de protección que no es capaz de materializar mientras acusa al Gobierno de dejarlos en la estacada. El macropedido de 500 millones a China lo ha tenido que pagar el Gobierno antes de recibir ni un solo paquete y se la logrado tras el contacto telefónico entre los presidentes de los países. En él están incluidos 5,5 millones de test rápidos, 550 millones de mascarillas, 950 respiradores y 11 millones de guantes.