Son cada vez más pequeños y ligeros, han reducido su precio y ha aumentado su potencia y el número de fabricantes. Los drones son ya una moda y uno de los regalos estrella de estas Navidades, según los comercios, que los están presentando como juguetes que pueden usarse como un avión teledirigido pero con la capacidad de captar fotos o vídeos desde perspectivas inéditas. Buscan a un consumidor adulto, tecnológico y de poder adquisitivo alto, pero cada vez llegan a más público, incluso niños. Los expertos advierten sobre las restricciones para su uso, tanto normativas como de sentido común, y alertan sobre sus riesgos.

“Habría que hacer una labor pedagógica sobre cómo usarlos. ¿Pero quién? Fomento lo hace en su web pero la gente no la mira. ¿Las tiendas? No venderían ni uno… Los muy pequeños no son peligrosos pero con los más grandes hay que ir con cuidado porque pueden provocar accidentes, y se venden como juguetes”, afirma Andreu Ibáñez, fundador en el 2011 de Lleida Drone, una de las asociaciones más antiguas sobre estos aparatos.

Drones hay muchos y de muchos tipos y presupuestos, desde los que cuestan unos 30 euros y apenas se elevan del suelo sin cámara, los que tienen cámara y se elevan a unos 100 metros durante unos minutos, a otros que alcanzan los 850 euros y, aunque se venden como juguetes, tienen GPS que les permite viajes de dos kilómetros, graban vídeo HD, alcanzan alturas de más de 250 metros y su batería les da una autonomía de casi media hora.

La normativa española, que el Ministerio de Fomento elaboró en julio del 2014 a través de la Agencia Española de Seguridad Aérea (AESA), es todavía provisional. La Comisión Europea prepara adecuar la normativa aérea comunitaria teniendo en cuenta los distintos tipos de drones, incluidos los de juguete, informa Silvia Martínez. La norma provisional española, sin embargo, cubre muchos aspectos clave como la prohibición de usarlos en zonas urbanas y sobre aglomeraciones (parques, playas, conciertos, bodas, manifestaciones, procesiones...) y de noche, aunque muchos de ellos llevan luces.

MULTA // Los requisitos son tenerlo siempre a la vista, no elevarlo por encima de 120 metros y usarlo en “zonas adecuadas para ello”, es decir, espacios de vuelo de aeromodelismo o zonas despobladas que no estén cerca de aeropuertos “o donde se pueda poner en peligro a terceros”. Es decir, “ni en el jardín de una casa urbana ni en una calle, ni en una masía si hay gente”, comenta Ibáñez. Además, la AESA recuerda que “los daños que cause el dron son responsabilidad de quien lo maneja”. Para la AESA, “un dron no es un juguete, es una aeronave” y un “uso indebido” puede recibir una multa de hasta 225.000 euros. H