Los grandes descubrimientos no siempre provienen de las brillantes mentes de científicos de renombre. A veces, los hallazgos más sorprendentes surgen de mentes inquietas que resultan capaces de proporcionar una nueva mirada. Prueba de ello, el inesperado descubrimiento de un planeta surgido a raíz de una iniciativa de ciencia ciudadana en colaboración con los investigadores del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA. Ahora, su hallazgo ha sido presentado ante la Sociedad Astronómica Americana en Seattle y la prestigiosa revista The Astronomical Journal.

El recién descubierto planeta K2-288Bb se halla en la constelación de Tauro, a unos 226 años luz de la Tierra, donde se hallan un par de estrellas tenues separadas por unos 8,2 millones de kilómetros, seis veces la distancia entre Saturno y el Sol. Los datos indican que este nuevo mundo tendría aproximadamente el doble del tamaño de la Tierra y, además, estaría ubicado dentro de la zona habitable de su estrella donde el rango de distancias orbitales indica la posible existencia de agua líquida en la superficie.

POCO COMUNES // «Es un descubrimiento muy emocionante debido a cómo fue encontrado, su órbita templada y porque los planetas de este tamaño parecen ser relativamente poco comunes (más allá del sistema solar)”, explica Adina Feinstein, estudiante de la Universidad de Chicago y responsable del hallazgo junto a Makennah Bristow, también alumna de la Universidad de Carolina del Norte en Asheville, y Joshua Schlieder, astrofísico en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt (Maryland) y supervisor del trabajo.

La historia de este hallazgo empieza con los datos de la cuarta campaña de observación de la misión K2 del telescopio Kepler y, sobre todo, con la iniciativa conocida como Exoplanet Explorers, en la que se plantea al público la posibilidad de participar en la búsqueda de posibles rastros de cuerpos celestes. Así fue como los voluntarios hallaron evidencias de lo que podía ser un planeta.