La autorización medioambiental que el Gobierno andaluz de PP y Cs acaba de conceder a un hotel de 30 habitaciones en pleno corazón del parque natural del Cabo de Gata, uno de los escasos espacios vírgenes que quedan en el litoral mediterráneo, ha encendido de nuevo todas las alertas. El proyecto está amparado por la normativa urbanística del parque, pero reabre el debate sobre la necesidad de reformar el marco legal que ampara este tipo de actuaciones en espacios protegidos. Y también sobre el modelo turístico que debe primar en los pocos espacios que se mantienen a salvo del ladrillo. Las asociaciones ecologistas confían en parar el proyecto en la fase de alegaciones apoyados en la presión social y las más de 80.000 firmas en contra recogidas en dos días. El proyecto se ubica en el Cortijo Las Chiqueras, situado a poco más de un kilómetro de la playa de los Genoveses.