Cuando la Guardia Civil inició las investigaciones de la desaparición del niño de 8 años Gabriel Cruz se topó con una limitación desoladora. En el registro del Ministerio del Interior no figuraba ninguna cámara a menos de 13 kilómetros del punto de la desaparición. Hasta que una patrulla dio con tres dispositivos situados a poco más de dos kilómetros pero en un punto estratégico: la ruta más discreta para acceder a la zona donde se halló la camiseta de Gabriel.

Los agentes se dirigieron al titular de los aparatos de videovigilancia, el propietario de los hoteles Cala Grande y Cala Chica, que no puso ningún obstáculo para entregar los discos duros. Estos almacenaban grabaciones anteriores incluso al día de la desaparición, según confirman fuentes de los establecimientos. La cámara clave está en la entrada del hotel Cala Grande, en la esquina de un pequeño estanque, y su perspectiva se extiende por una de las calles que conducen a la ruta que lleva hasta la depuradora.

La cámara podría detectar los vehículos que pasaron por allí tras la desaparición. Si es verdad que lo llevaron al entorno de la depuradora es muy probable que pasara por ese camino. También podrían revelar qué tipo de vehículos pasaron desde el momento en que terminó el rastreo de la mañana del sábado en la zona de la camiseta y el momento en que fue hallada. Si una furgoneta blanca fue la que se llevó a Gabriel, como se ha deducido a partir de los testimonios de dos vecinos, sería reveladora la presencia de un vehículo de las características descritas por ellos.

La Guardia Civil volvió ayer a tomar declaración a todos los vecinos de Hortichuelas.

Las circunstancias de este caso son casi idénticas a un presunto intento de secuestro que fue denunciado en Jerez el 5 de marzo. El 3 de marzo, según la denuncia que presentó el padre a la Guardia Civil, dos hombres que viajaban en una furgoneta intentaron llevarse a un niño de 8 años.