Dos días después de que se iniciara el peor incendio de la historia moderna de Portugal, el país sigue luchando contra las llamas. El fuego forestal de Pedrógão Grande, aún activo, ha acabado con la vida de un mínimo de 64 personas, pero también con el futuro de numerosas aldeas de la zona de la Sierra de Lousã y el Valle del Zezere.

Desde la sede del Comando de Operaciones, instalado en el pueblo de Avelar, a 40 kilómetros del epicentro de la tragedia, los mandos de los distintos operativos trabajaban a última hora de ayer en dos direcciones. Por un lado, sofocar cuanto antes un incendio que no deja de avanzar y que, de momento, cuenta con al menos cinco focos activos que con el viento tiran con intensidad.

Y por otro, dar cobijo y toda la ayuda necesaria a las personas de los diferentes pueblos que han perdido todo lo que tenían, incluidos sus hogares.

CASI 2.000 BOMBEROS // Por lo que respecta al primer objetivo, con la incorporación de una quincena de medios aéreos y más de un millar de bomberos en la zona de Pedrógão Grande --más prácticamente otros 1.000 que ya estaban sobre el terreno--, Protección Civil espera controlar el fuego a lo largo del día de hoy y devolver así la tranquilidad a las numerosas familias que viven desde el sábado mirando al cielo, empañado por las columnas de humo. De esos casi 2.000 efectivos, 125 llegaron ayer desde España, que también sumó seis aviones.

En el segundo ámbito, el del auxilio y acogida de los afectados, la Seguridad Social de Portugal ha movilizado a 34 técnicos para prestar ayuda, además de apoyo psicológico. Las historias de supervivencia o de tragedia son muchas, como la de Marcos Santos, que se encuentra en la aldea de Ervideira regando el perímetro de una casa rural de sus padres que casi es devorada por las llamas. «He perdido a seis amigos con los que estudié en el colegio», explicaba.

Coches, tractores, todo tipo de maquinaria agrícola, furgonetas o camiones, todos totalmente calcinados, forman parte desde el sábado por la noche de un paisaje desolador, de muchos kilómetros, en los que sólo se ve naturaleza calcinada rodeada de humo.

Vecinos y autoridades que se han desplazado a la zona sospechan que el número de víctimas mortales podría aumentar cuando los medios terrestres consigan acceder a las numerosas alquerías repartidas por la sierra de la comarca de Pedrógão Grande.

De momento, los bomberos no han podido llegar a esos lugares, por falta de garantías de seguridad, ya que están localizados en laderas muy escarpadas.

AYUDA COMUNITARIA // La ayuda a Portugal también llegará de la Unión Europea, que puede cofinanciar hasta el 95% de los costes de la reconstrucción tras el incendio a través del fondo de solidaridad comunitario.