El área de bajas emisiones Madrid Central podría ser la primera víctima del cambio de mayorías en el ayuntamiento de la capital de España. En sus primeras declaraciones tras las elecciones municipales, el PP y Vox coincidieron en anunciar con rotundidad que su supresión será una de las primeras medidas que tomarán, aunque puede que no lo tengan tan fácil. Su socio imprescindible, Ciudadanos, partidario de reformarlo pero no de eliminarlo aún no se ha pronunciado. También tendrán que convencer a la Comisión Europea, que aceptó paralizar un expediente sancionador por la contaminación tras la implantación de medidas como la aplicada por la alcaldesa saliente, Manuela Carmena.

«Madrid Central tiene que dejar de existir», declaró ayer el candidato a la alcaldía del partido conservador, José Luis Martínez-Almeida, solo una horas después de que, tras conocerse los resultados electorales, el concejal de Vox, Javier Ortega Smith, asegurara que «a partir de mañana se acabó Madrid Central».

El PP convirtió su lucha contra Madrid Central en uno de los banderines de enganche de su campaña electoral, por lo que será muy difícil que renuncie a suprimirlo. La implantación de una restricción tan amplia del tráfico en una ciudad donde el coche ha reinado durante décadas abría una oportunidad de capitalizar el descontento que la oposición no desaprovechó.