Polifacético y multidisciplinar, además de comprometido, son los adjetivos que mejor describen a William Kentridge (Johannesburgo, 1955), galardonado ayer jueves con el Premio Princesa de Asturias de las Artes. No en vano, el autor sudafricano ha tocado todos los palos de la creación, y con éxito. De ahí el acta del jurado, que lo premia «por ser uno de los artistas más completos e innovadores del panorama internacional». Vean si no: pese a ser conocido por sus dibujos animados, películas dibujadas las llaman los expertos, Kentridge ha cultivado el cine y el teatro, la escenografía, el colaje, el grabado, la escultura y el videoarte.

Y lo ha hecho siempre abordando la sociedad de su país de origen, fuertemente marcada por la división racial y el apartheid. Razón por la cual, además de su virtuosismo, la elección haya tenido en cuenta que «se trata de un artista profundamente comprometido con la realidad». Algo que le viene de familia, puesto que sus padres ejercieron como abogados especializados en las víctimas del apartheid.