El inestimable precedente gripal del invierno austral, el que acaban de superar en el hemisferio sur, es el más valioso dato anticipatorio de que disponen los epidemiólogos de los hospitales españoles, y los del resto de países situados en el hemisferio norte, para calibrar cómo será aquí la temporada de gripe ya iniciada, que se calcula podría alcanzar en el umbral epidémico a mediados de enero. Los datos que han llegado este año de Australia, ahora en verano, son preocupantes, ya que la eficacia de la vacuna antigripal administrada en España en el otoño recién acabado, la misma que se dio allí, ofrece una protección vírica muy baja, «subóptima», dicen los médicos, ineficaz para más del 75% de los vacunados, advierten especialistas que controlan la evolución de la infección en los hospitales.

LO ACEPTABLE // Investigaciones publicadas el pasado octubre sobre la gripe austral alertan de que uno de los tres virus seleccionados para componer la vacuna --el AH3N2 en concreto-- proporciona protección a entre el 16% y el 25% de la personas vacunadas, cuando lo considerado aceptable sería que blindara del contagio a más del 75%. Este virus ya circula en el medio ambiente español, pero se prevé que abunde a medida que en semanas la infección alcance niveles epidémicos.

Esa discordancia se produjo en el proceso de elaboración de la vacuna, periodo en el que el AH3N2 circulante experimentó una mutación excepcional que lo diferenció más de lo asumible del que se estaba empleando en la producción del fármaco. La vacuna de la gripe se elabora generando la multiplicación de virus atenuados, escogidos entre los más frecuentes en el invierno del hemisferio sur, en huevos de gallina fecundados. «Ese proceso dura seis meses, un tiempo en el que esta temporada el AH3N2 ha cambiado en exceso, perdiendo capacidad de inducir anticuerpos en quienes la reciban. Tendrá poca potencia protectora», explica la doctora Magda Campins.

Los otros dos virus que integran la vacuna de este año, el AH1N1 y el B, no podrán compensar la baja eficacia del anterior. El AH1N1 --causante de la pandemia del 2009--, está ofreciendo una protección situada en el 55%. Y no se espera que el B pueda cumplir su misión. Este virus aparece cada año subdividido en dos cepas diferenciadas y se ha observado que el subtipo del virus B presente en la vacuna no es el mismo que se están detectando en los enfermos atendidos en los hospitales y centros de asistencia primaria españoles.

La cepa del AH3N2 que está circulando suele causar epidemias muy extensas, que afectan a mucha población, pero no son muy mortales, indican los médicos.