Si hay algo que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, no se cansa de repetir desde que la pandemia del coronavirus sorprendiera a instituciones y gobiernos europeos es que «ningún Estado miembro puede hacer frente a esta crisis en solitario». Un mensaje que volvió a trasladar ayer ante el pleno del Parlamento Europeo donde afeó públicamente las medidas unilaterales que adoptaron algunos gobiernos -aunque sin citar ningún país en concreto- al inicio de la crisis y reivindicó la necesidad de actuar, tal y como dijo Konrad Adenauer, uno de los padres fundadores de la UE, «con un único corazón grande, y no con 27 pequeños».

Una cita que a su juicio resume perfectamente el momento que atraviesa Europa. «Lo acontecido en las últimas semanas resulta doloroso de relatar. Cuando Europa ha necesitado solidaridad muchos solo han buscado ayudarse a sí mismos. Muchos dieron respuesta solo para ellos. Demasiados se negaron a compartir su paraguas en un primer momento. En las últimas semanas hemos adoptado medidas excepcionales y desde entonces la situación ha ido mejorando» pero hay «un enemigo invisible que pone a prueba los valores fundamentales de la Unión», alertó.

Von der Leyen censuró muy especialmente el bloqueo durante días de remesas cruciales en las fronteras europeas y la negativa de algunos países a exportar material sanitario cuando había socios europeos que lo necesitaban, aunque no citó expresamente ni a Francia ni a Alemania, que en un principio legislaron para impedir la exportación de material.

«No tiene sentido que algunos países decidieran unilateralmente paralizar las exportaciones a otros países dentro del mercado interior», reprochó, porque «se necesitan con urgencia los equipos adecuados», tal y como añadió en otro momento de su intervención ante un pleno semivacío y que aprobó ayer a distancia las medidas para mitigar el impacto del coronavirus.