Más allá de su obvia intencionalidad política, ¿el 'Erasmus' español de secundaria puede ser útil para mejorar la formación de los adolescentes? La mayoría de especialistas consultados creen que sí, aunque con algunos matices y condiciones. El cambio de escenario vital enriquece siempre, aunque sea a edades tempranas, aseguran los pedagogos. Eso sí, cualquier experiencia de este tipo debería de llevarse a cabo con "programas serios", "recursos" e incluso "algún incentivo para las familias", cosas que no está claro que vayan a ocurrir.

No le ven tantos beneficios a la idea los psicólogos, que advierten de que "no existe ningún estudio científico que certifique que para que un joven madure, este necesite salir de casa", advierte David Gallardo-Pujol, profesor del departamento de Psicología Clínica y Psicobiología de la Universitat de Barcelona (UB). El proceso de formación de la personalidad y de la identidad individual, explica el psicólogo, es una etapa que dura hasta los 25 años, por lo que dejar el hogar o alejarse de la familia en la adolescencia no tiene más impacto que hacerlo a una edad más avanzada, ya en la universidad.

"Personalmente, opino que una propuesta como esta no tiene más objetivo que el de homogeneizar la formación en todo el territorio, porque al menos en secundaria, ni les ayuda a madurar ni les supone una mejora académica", agrega Gallardo-Pujol. "Al contrario -prosigue-, a los 14, a los 15 o a los 16 años, cuando el principal referente de socialización de un joven son sus compañeros, soy más partidario de la estabilidad".

"¿Alguien ha pensado qué supone para una persona de esa edad aterrizar en un lugar, en un nuevo instituto, en el que ella es una persona ajena?", cuestiona el profesor de la UB, especialista en Personalidad y Diferencias Individuales. "Si quieren que funcione es imprescindible que se habiliten recursos para la acogida... No solo recursos docentes, sino también de personal especializado y de apoyo psicológico", reclama.

Otra cosa, por supuesto, es salir al extranjero, donde existe la posibilidad de aprender un nuevo idioma y donde los jóvenes entran en programas internacionales en los que todo el grupo empieza de cero a la vez.

María Acaso, experta en innovación educativa, se decanta claramente a favor de la propuesta ministerial: “Es imprescindible. Los jóvenes españoles deben salir de la zona de confort y cuanto antes mejor”. “Salir de tu casa a esas edades es una pequeña aventura. Losmayores aprendizajes se hacen en los viajes y los hemos dejado en manos de las familias cuando son algo que debería estar insertado en los currículos y en la educación formal”, añade.

Algunos ponen en duda que adolescentes de 14 o de 15 años deban pasar un curso entero lejos de su familia, pero Acaso está convencida de que estas experiencias son “como los idiomas”. “Cuando antes las tienes, mejor, y estarás más predispuesto a espabilar en el mundo global que va ser su día a día en el futuro”.

PROPUESTA IMPRECISA

La ministra de Servicios Sociales, Dolors Montserrat, lanzó su anuncio el martes sin apenas precisiones y sin que su colega de Educación estuviera sobre aviso. Quizás por eso reaccionó Íñigo Méndez Vigo en los pasillos del Congreso diciendo que era solo “una idea de esas que se lanzan en las comparecencias para ver cómo reaccionan los parlamentarios”.

Una portavoz del ministerio precisó que el tema había sido tratado en una primera conversación entre los dos ministros y está pendiente de alcanzar más concreciones sobre todo con las comunidades autónomas, con quienes “habrá que consensuarlo”. “Todo admitirá cambios, aunque la propuesta inicial no es análoga a un Erasmus”, precisa la misma fuente. No se trata de la concesión de becas, sino de un puro intercambio entre familias y colegios, con coste cero para la Administración. La idea inicial es también que el chico pase el curso entero en la otra ciudad.

El psicólogo especializado en adolescencia Jaume Funes opina que “todo lo que sea intercambio de experiencias, de modos de vivir, en el mundo de la adolescencia siempre es positivo porque esta es una etapa de la vida en que está construyendo su identidad y es bueno que no se encasille en un solo modelo”. Quizás para los alumnos de ESO, debido a su edad, debería ser menos de un curso, sugiere Funes. Lo que sí cree es que el intercambio “debería basarse en un proyecto educativo compartido, que no sea un mero enviar a los alumnos de excursión para intentar vacunarlos contra el nacionalismo”.

El presidente de la principal organización de padres de alumnos, la CEAPA, José Luis Pazos, está abierto a una propuesta que considera, en principio, “positiva” pero ve difícil ir más allá en la valoración hasta que no se concrete “la base normativa que se va poner en marcha para que esto tenga sentido”. Con la actual regulación es más difícil para un estudiante catalán estudiar un año en Burgo de Osma que en Quebec, según Pazos. “El Gobierno se tendrá que sentar con las comunidades autónomas, porque la anterior legislatura liquidó todos los programas de cooperación territorial que es donde tendría que encajar esto”, añade.

También ve el peligro de que las familias de que se involucren sean, como en el caso de los Erasmus, las más acomodadas en el caso de que no haya incentivos económicos para financiar el programa.