Ante un presidente tan polémico y dado a excesos verbales y políticos como Donald Trump se anticipaba que los Oscar podían volverse casi una manifestación. Y hubo protesta, pero no tanta o de la forma en que se auguraba. Se escucharon chistes, muchos y buenos, de Jimmy Kimmel ("¿recuerdan cuando el año pasado parecía que los Oscars eran racistas?"). También denuncias directas, aun sin citar a Trump por nombre, especialmente en las palabras del ausente iraní Ashghar Farhadi y del mexicano Gael García Bernal. Y hubo infinidad de mensajes y gestos sutiles; una lluvia tenue pero constante. Y de calado.

El director de 'El viajante', que decidió no viajar a Los Ángeles después de que Trump impusiera un veto a refugiados e inmigrantes de sietes países de mayoría musulmana, envió a dos compatriotas que trabajan en la NASA a recoger su premio y leer su comunicado. En él habló del veto (frenado en los tribunales) como una "ley inhumana" y denunció: "Dividir al mundo entre las categorías de nosotros y nuestros enemigos crea miedo. Una engañosa justificación para la agresión y la guerra. Estas guerras evitan la democracia y los derechos humanos en países que han sido víctimas de agresión".

"NO OS ABANDONAREMOS"

García Bernal, que acudía como presentador, se saltó el guión para declararse "contra cualquier tipo de muro que quiera separarnos", una frase recibida con una ovación. Y aplaudida fue también la dedicatoria del Oscar "a todos los inmigrantes" de Alessandro Bertolazzi, premiado por el maquillaje de 'Escuadrón suicida', o el recordatorio de Rich Moore de que 'Zootrópolis' relata "una historia de cómo la tolerancia es más poderosa que el miedo al otro".

Barry Jenkins, director de 'Moonlight', tuvo un mensaje para la gente que no se ve reflejada, no solo en el cine sino también en la Administración: "La Academia os apoya, la Unión Americana de Libertades Civiles [ACLU] os apoya, nosotros os apoyamos, y no os abandonaremos en los próximos cuatro años".

Tanto él como otros asistentes lucieron un lazo azul en apoyo a la ACLU. Y Emma Stone prendió en su vestido un broche de respaldo aPlanned Parenthood, organización de planificación familiar cuya financiación amenazan los republicanos.