A las 9 de la mañana de este lunes han sido citados en la Audiencia de Barcelona los abogados para conocer la sentencia por los delitos sexuales cometidos por Joaquim Benítez, exprofesor de gimnasia del colegio Marista de Sants-Les Corts. Su confesión de dos agresiones sexuales a alumnos durante el juicio y la aceptación de una pena de ocho años de prisión por parte de su letrado hacen segura su condena. La duda es si los jueces solo le castigaran sólo por estos dos hechos o también por otros dos abusos cometidos a otros dos estudiantes y no reconocidos por él durante el juicio. El fiscal exigió para el imputado un total de 22 años de cárcel y las acusaciones. 36 años, así como el pago de indemnizaciones para las víctimas. La congregación religiosa únicamente fue juzgada como responsable civil, a pesar de que Benítez les atribuyó haber encubierto unos abusos que cometió en 1986.

Es el primer fallo judicial que se dicta por el caso Maristas. La mayoría de las 17 denuncias presentadas en su día contra Benítez fueron archivadas por la prescripción del delito, al igual que otras muchas que se interpusieron contra otros exdocentes de centros educativos de la orden. El último recuento es que, por ahora, 47 exalumnos han comparecido desde febrero ante los Mossos para explicar cómo supuestamente abusaron de ellos 17 educadores (11 hermanos religiosos, cinco profesores seglares y un monitor de comedor ) de los colegios de Sants-Les Corts y la Inmaculada (Barcelona), Champagnat (Badalona) y Valldemia (Mataró) por hechos acaecidos entre 1962 y el 2018.

INVESTIGACIÓN DEL GOBIERNO CATALÁN

La Consejería de Educación ha anunciado que reabrirá el 'caso Maristas' para revisar el papel de la Fundación Champagnat -dueña de los colegios maristas catalanes- en los abusos sexuales que sufrieron exalumnos. "No solo los casos no prescritos", advirtió en abril a EL PERIÓDICO el 'conseller' Josep Bargalló, sino "todos los que se conozcan". El Parlamento, por su parte, se ha comprometido a crear una comisión de investigación para analizar las violencias sexuales denunciadas en espacios educativos.

Otra incógnita que resolverá la sentencia es si los jueces se centrarán solo en la actuación de Benítez o extenderá el reproche de alguna manera a la orden religiosa. El exdocente confesó que los Maristas habían encubierto unos abusos que cometió en 1986, años antes de que ocurrieran los sucesos por los que se ha sentado en el banquillo. Es decir, la cúpula de la orden religiosa conoció entonces los tocamientos que realizó a un estudiante y toleró que durante 25 años pudiera ejercer de profesor en sus escuelas. No los despidieron. No tenía miedo de ser descubierto porque me sentía amparado por los Maristas, reconoció el imputado.