Hay múltiples y variados rituales para tener suerte en el nuevo año que empieza pero, ¿de dónde vienen esas tradiciones o supersticiones?

1. Comer 12 uvas con las 12 campanadas: existe la teoría de que esta tradición se remonta a 1909, por un excedente de uva en España, en la zona del Levante. Para poder dar salida a esa cosecha extra, se popularizó que las uvas se correspondían a los 12 meses del año y que, si se comía una por campanada, se iba a tener suerte todos los meses del año.

Otra versión se remonta a 1882, época en que las clases más altas de la burguesía solían tomar champán y uvas por Nochevieja como símbolo de riqueza y poder. Fue entonces cuando un grupo de madrileños decidió ir a la Puerta del Sol para criticar esta tradición y tomar una uva por campanada. Unos años más tarde, en 1895, cuando la tradición de este grupo se había consolidado, fue Antonio Cánovas del Castillo, presidente del Consejo de Ministros, quien despidió el año con uvas y champán, haciendo una referencia explícita a esa costumbre, e instaurándola como tradición para todos.

2. Ropa interior roja y nueva: el rojo es un color que atrae la felicidad, el amor y, por ende, la buena suerte. Pero en la Edad Media era símbolo del demonio, la sangre y la brujería, por lo que era un color tabú: estaba tan prohibido que hubo momentos y sitios en los que no se podía plantar o consumir alimentos rojos, como sandía, tomates y pimientos. Poco a poco, sin embargo, esa creencia cambió y se le otorgó el significado actual de la buena suerte y su relación con la vida y la prosperidad. Pero como persistía cierto grado de ocultismo, se optó por la ropa interior, para que no fuera visible.

3. Comer lentejas el día de año nuevo: esta es una costumbre importada -y tuneada- de los vecinos de Italia, que en vez de uvas comen lentejas tras las campanadas. Las lentejas son símbolo de prosperidad, por lo que en España comer este plato el día 1 atrae éxito y felicidad. Y si se acompañan de arroz -otra comida a la que se le atribuye suerte-, mucho mejor. La tradición italiana se remonta a la Roma antigua. Hace siglos era costumbre que los romanos regalaran por Navidad una bolsita de cuero, que se ataba a la cintura, llena de lentejas, con el deseo de que se convirtieran, a lo largo del año, en monedas. Las lentejas fueron una de las primeras legumbres cultivadas por el hombre, y entre griegos y romanos era un producto muy apreciado.

4. Escribir en un papel todo lo malo que ha pasado en el año y quemarlo, para alejar las desdichas. Desde hace siglos, el fuego ha sido considerado un elemento purificador, que 'limpia' energías negativas. De ahí que dejar constancia en un papel de lo malo que haya pasado -o los defectos que se quieran 'limpiar'- y quemarlo implica alejar esas cosas malas, para que no se vuelvan a repetir.

5. Poner un billete grande (de 100, 200 o 500 euros, preferiblemente) en el zapato derecho o tenerlo en la mano cuando empiece el día 1, para tener dinero todo el año. Una variación de esta costumbre es poner oro (un anillo) en la copa de cava, champán o sidra con la que se brinde. La creencia popular sostiene que si empiezas el año con dinero, lo tendrás todo el año. También conviene pagar las deudas y empezar el año sin deber dinero, para ahuyentar la mala fortuna todos los meses restantes.

7. Tomar las uvas apoyados en el pie derecho y con el izquierdo alzado, a pata coja. Esta costumbre -levantarse de la cama o entrar en algún sitio con el pie derecho para atraer la suerte- viene de antiguo: las personas que participaban en las ceremonias u ofrendas a los dioses de antaño creían que, si se subía al altar apoyado en el pie derecho, tenían a su favor la simpatía de las divinidades.

8. Salir de casa con una maleta de viaje o dar la vuelta a la manzana con ella en cuanto empiece el año. La creencia popular sostiene que, si se realiza este ritual, habrá viajes en el año que empieza. También se puede sacar las maletas a la puerta en cuanto acaben las campanadas, o tomar las uvas con ellas debajo de la mesa. Esta costumbre está muy extendida en países de Sudamérica, como Perú, Bolivia, Paraguay, México, Chile o Colombia.

9. Relacionado con el punto anterior -el año se desarrolla según empieza- hay quien aconseja comenzar el 1 de enero sin discusiones, enojos o lloros. Tampoco conviene recordar cosas negativas y sí es recomendable centrarse en los deseos que se esperan para el nuevo año.

10. Abrir las puertas de casa. Se cree que si, al llegar la medianoche se abren las puertas de la casa, se deja salir al año que acaba y se da la bienvenida al nuevo, con todo lo que conlleva.