La explosión que destrozó el domicilio de María José y de Chema ha alterado también la vida de 36 familias que residían en el mismo bloque de viviendas que los fallecidos o en edificios cercanos.

La deflagración dañó no solo la estructura de este inmueble sino también la de los ubicados más cerca del domicilio en el que se originó el siniestro. Las 36 familias fueron acogidas en primera instancia en el hotel Sorli Emocions de Vilassar de Dalt.

Poco a poco, aclaran fuentes del Ayuntamiento de Premià de Mar, los afectados fueron recolocados en otras viviendas. Algunos encontraron familiares que les dieron cobijo y otros contaban con seguros que se hicieron cargo del coste de la nueva ubicación temporal. Los que no tenían ningún recurso, recibieron las llaves de un piso de protección oficial.

Los trabajos de apuntalamiento del bloque de viviendas principal continúan. Cuando se dé por estabilizado, podrán regresar a sus domicilios los inquilinos que residen en las fincas adyacentes. Los habitantes del inmueble siniestrado, sin embargo, deberán esperar a que acaben unas obras que solo podrán empezar cuando la estructura vuelva a ser segura.

DISPUTA ENTRE ASEGURADORAS

La compañía de gas que abastece a estos vecinos no tendrá que cargar con los gastos de esta explosión, cuando se confirme judicialmente que el incendio fue provocado, tal como mantienen los peritos de los Mossos d’Esquadra.

El problema es que el presunto autor de la deflagración, Chema, ha fallecido. Una circunstancia que extingue el recorrido penal de la causa abierta. El contencioso civil, no obstante, se alargará puesto que ahora deberá aclararse a qué aseguradora le toca pagar el coste del destrozo y de la indemnización a las familias.