Los ciclos más cortos de radioterapia contra el cáncer de próstata son seguros y efectivos, y podrían ahorrar tiempo a los pacientes y reducir las listas de espera en los hospitales, según un estudio que se ha presentado este lunes en el congreso de la Sociedad Europea de Radioterapia y Oncología.

El congreso, que se celebra hasta mañana en Barcelona, reúne a unos 5.000 especialistas procedentes de 80 países para analizar los últimos avances en radioterapia para tratar el cáncer.

El tratamiento en ciclos más cortos, denominado radioterapia ultrahipofraccionada, implica someterse a radioterapia hospitalaria una vez cada dos días durante dos semanas y medio, a diferencia de la radioterapia convencional, que necesita ir cada día durante ocho semanas.

Los investigadores afirman que este método de administrar radioterapia ahorra tiempo para los pacientes y también libera los equipos radioterápicos, ahorrando dinero y beneficiando a otros pacientes que están en lista de espera.

El estudio ha sido presentado por el profesor Anders Widmark, médico del Departamento de Ciencias de la Radiación en el centro del cáncer de la Universidad de Umea (Suecia).

Terapia hormonal

Según Widmark, "ya sabíamos que la radioterapia puede destruir las células cancerígenas en la próstata y que presenta ventajas sobre la cirugía y la terapia hormonal porque suele causar menos impotencia e incontinencia en los pacientes, pero esta técnica exige un equipo especializado caro y los pacientes pueden verse en una lista de espera antes de ser tratados".

"La radioterapia ultrahipofraccionada ofrece varios beneficios prácticos a los pacientes así como ahorro de tiempo y dinero a los hospitales, de modo que queríamos comprobar si es tan segura y efectiva como la radioterapia estándar", ha detallado.

Los investigadores hicieron un ensayo con 1.200 pacientes que habían sido tratados en 10 hospitales en Suecia y dos en Dinamarca entre el 2005 y el 2015.

Todos habían recibido el diagnóstico de cáncer de medio o alto riesgo, es decir, con factores clínicos que sugerían riesgo de que el cáncer se extendiese si no se trataba.

Ninguno había recibido tratamiento para bloquear la hormona masculina testosterona, que puede estimular el crecimiento de los tumores de próstata.

Dosis estándar

La mitad de los pacientes recibió una radioterapia estándar consistente en 39 tratamientos con una dosis estándar de 2 gray (Gy) a lo largo de 8 semanas (78 Gy en total) y la otra mitad recibió radioterapia ultrahipofraccionada con 7 tratamientos de alta dosis de radiación de 6,1 Gy en días alternos durante 2,5 semanas (42,7 Gy en total).

Los pacientes fueron supervisados durante una media de 5 años tras los tratamientos para comprobar si el cáncer se reproducía, y si aparecían efectos secundarios.

Los investigadores comprobaron que a los cinco años después del tratamiento un 83,8 % de los pacientes que habían recibido radioterapia estándar no presentaban señales de que el cáncer hubiera vuelto y, en aquellos pacientes tratados con radioterapia ultrahipofraccionada, esa cifra ascendía al 83,7 %, prácticamente igual.

Aunque los pacientes que habían recibido el tratamiento ultrahipofraccionado sufrían efectos secundarios ligeramente peores al final del tratamiento, a largo plazo esos efectos eran los mismos que los de los pacientes con un tratamiento estándar.

Según Widmark, "investigaciones previas ya habían demostrado que es posible aumentar las dosis individuales y administrarlas a lo largo de cuatro a cinco semanas. Ahora hemos demostrado que podemos condensar aún más la terapia, aumentando la dosis en cada visita al hospital, de modo que el esquema completo de tratamiento dure solo dos semanas y media".

"Este es el primer gran ensayo con pacientes de este tipo y demuestra que la radioterapia ultrahipofraccionada es tan efectiva como la estándar a la hora de evitar recaídas del cáncer de próstata", ha concluido el especialista.

Los investigadores tienen previsto continuar estudiando a los pacientes del ensayo para comprobar si hay diferencias en su supervivencia o en los efectos secundarios a largo plazo.