La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap) ha puesto en marcha una campaña para concienciar sobre la necesidad de incluir al menos dos autoinyectores de adrenalina en los botiquines de los colegios para hacer frente a posibles reacciones alérgicas.

“Un colegio, un botiquín, una adrenalina” es el nombre de esta campaña que busca incidir en los riesgos que pueden correr los niños alérgicos en caso de sufrir una reacción anafiláctica y no contar con una atención precoz.

“Sabemos de varios casos en los que los menores han fallecido por no administrar la medicación de rescate a tiempo”, asegura el doctor Carlos Sánchez Salguero, coordinador del Grupo de Trabajo de Anafilaxia de la Seicap.

Recuerda que uno de cada cinco casos de reacción anafiláctica se produce fuera de las viviendas y el principal desencadenante es la alergia alimentaria, especialmente la leche de vaca y el huevo de gallina en los menores de 2 años, las avellanas y las nueces en edades preescolares y los cacahuetes en todas las edades.

La mortalidad se sitúa entre el 0,05 y el 2% del total de reacciones graves. “Si bien son tasas bajas, hay que tener en cuenta que son muertes evitables que sufren niños sanos. Para ello se deben aplicar todas las medidas de prevención necesarias y tratar los síntomas de alarma”, subraya.

La Seicap organizará sesiones de formación para personal educativo ya que entre un 10 y un 18% de todas las reacciones anafilácticas alimentarias tienen lugar en los colegios y el 90% de los profesores no sabe cómo administrar un autoinyector. Aunque un niño alérgico siempre debe llevar consigo el tratamiento de rescate, Sánchez considera preciso que también esté disponible en la escuela. H