La tarde del 17 de agosto pasado los hospitales de Barcelona activaron un protocolo establecido pero no ensayado antes, denominado incidente con múltiples víctimas (IMV), diseñado en previsión de que la ciudad sufriera un atentado terrorista o una catástrofe de grandes dimensiones que implicara a un número significativo de ciudadanos, que resultaran heridos o fallecidos. Ocurrió en pleno agosto, con las plantillas de los centros sanitarios diezmadas por las vacaciones, lo que no fue obstáculo para que la eficaz atención que ofrecieron contara desde el primer momento con el reconocimiento internacional.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el 'conseller' de Salut, Antoni Comín, se han sumado este jueves a ese agradecimiento público en un acto celebrado en el Hospital del Vall d'Hebron, en el que han entregado 24 placas simbólicas de agradecimiento a los sanitarios que en el último mes han atendido, y siguen haciéndolo ya que quedan tres heridos hospitalizados, a los 130 heridos del atentado que acabó con la vida de 16 personas.

En aquél momento de alarma, han explicado, el servicio de emergencias médicas se coordinó de inmediato con los centros de asistencia primaria y los hospitales de la ciudad y las poblaciones próximas. Cada hospital puso a disposición de los heridos entre tres y cuatro quirófanos, que fueron activados por personal que, en muchos casos, se encontraba de vacaciones y acudió a su trabajo. "Rapidez de acción y entrega" han sido los términos más reiterados en el acto de reconocimiento.