Dinamarca es el primer país europeo en permitir el regreso a clase de los más pequeños. El miércoles, los alumnos volvieron a las aulas tras un mes de confinamiento, aunque, eso sí, con algunas limitaciones. Para dificultar los contagios, los adultos no pueden entrar en las escuelas y cada estudiante deberá contar con su propio pupitre, que además deberá estar situado a una distancia mínima de 1,9 metros de la siguiente mesa. Los estudiantes deberán lavarse las manos una vez cada hora y solo podrán jugar en grupos reducidos. Las librerías permanecerán cerradas, mientras los profesores intentarán que la mayoría de las clases sean en espacios abiertos. Se intenta aliviar la sobrecarga de los padres, pero no todos están de acuerdo con la medida.