La ansiedad es un estado de estrés elevado y constante que puede afectar a cualquier persona, independientemente de su edad. Se suele asociar a personas adultas, pero los niños también la sufren. Muchas veces, se trata de una reacción al entorno, cuando realmente están pasando por situaciones doloras, pero, otras veces, es consecuencia de simplemente no gestionar correctamente sus emociones, por lo que pueden verse desbordados.

La técnica de relajación de Koeppen consiste en ayudar a los niños a identificar sus diferentes grupos musculares y aprenden a tensarlos y destensarlos. Esto hará que, por un lado, tengan un estado más elevado de relajación y que, por otro lado, si están en un momento determinado sintiendo ansiedad, puedan relajarse con le técnica de forma rápida. Es fácil de aprender y puede entrenarse desde edades muy tempranas.

CALMADOS Y TRANQUILOS

Como adultos, sabemos que hay momentos de nuestra vida en los que parece que todo se desborda. No sabemos cómo enfrentarnos a momentos puntuales de estrés, incluso hay épocas que nos generan especial tensión. Contamos con herramientas que hemos ido aprendiendo a lo largo de los años, que nos hacen tener mejores habilidades y que sea más fácil enfrentarnos a todo aquello que va ocurriendo. Sin embargo, por muchas herramientas que tengamos, hay momentos en los que sufrimos ansiedad. Si esto es así en un adulto, es aún más fácil que aparezca en niños, que aún no tienen la experiencia de los años.

Mediante la relajación de Koeppen, podemos ayudar a los niños a detectar cuándo están sintiendo ansiedad para así disminuirla. Esto hace que la tensión emocional que también puedan sufrir, baje. De esta forma, alcanzan un mayor conocimiento sobre su cuerpo, sobre sus emociones y sobre cómo influye el entorno en ellos mismos. Ganarán seguridad y valía.

La relajación de Koeppen se hace de la siguiente forma:

1. Explicación

Se les explica a los niños que se va a realizar un juego, para que aprendan diferentes formas que tiene su cuerpo de trabajar y actuar. Y, que este juego, tendrá varios juegos pequeños dentro. Estarán sentados o tumbados, en un sitio tranquilo y sin ruidos.

2. El juego del limón

Con este juego, trabajarán los grupos musculares de las manos y los brazos. Se le indica que debe imaginar cómo aprieta con una mano un limón para que salga todo el zumo durante unos segundos. Después que lo debe dejar caer de su mano. Se hace primero con una mano varias veces y después con la otra.

3. El juego de la tortuga

Aquí se trabajan hombros y cuello. Explicaremos al niño que es una tortuga que está muy tranquila, pero que de pronto pasa un animal que les da miedo, y que deben esconderse dentro de su caparazón, haciéndolo con sus hombros y su cuello encogidos. Después el peligro pasa y ellos salen. Así varias veces.

4. El juego del barro

Para trabajar las piernas, lo ideal es imaginar que se mueven por un sitio lleno de barro que les impide andar. Después andan por un sitio sin barro.

5. El juego del chicle

Deben imagina que mastican un chicle muy grande, y que después ese chicle ya no está. Haciéndolo varias veces, logran relajar la mandíbula.

6. El juego de la mosca

Si queremos que relajen la cara, les diremos que hay una mosca que se va posando en su nariz, su frente, sus ojos y su cara. Para espantarla, deberán intentar tensar y mover esas zonas.

Los niños aprenden diversas formas de relacionarse cuando son pequeños. Esto lo llevarán a la etapa de la adolescencia y cuando sean adultos, lo que les ayudará a enfrentarse mejor al mundo. Aprender en la infancia cómo relajarse o cómo gestionar sus emociones, hará que fluyan mejor en el futuro y se relacionen de una forma más tranquila.

* Ángel Rull, psicólogo.