La Unión Europea (UE) sufrirá este año una «profunda recesión» a causa del coronavirus, anticipa el Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero los gobiernos se muestran incapaces de adoptar una estrategia común y coordinada de salida de la crisis, como evidenció el fracaso de la reunión de ministros de Economía y Finanzas del Eurogrupo y la fallida cumbre europea del pasado 26 de marzo. La insolidaridad de los países ricos del norte amenaza el proyecto político europeo y descarga sobre el Banco Central Europeo (BCE) la tarea de preservar la economía y la eurozona.

Alemania, Holanda y Austria solo respaldan las medidas económicas que necesitan sus países, no las que requiere la UE para superar de forma equilibrada la grave crisis sanitaria y socioeconómica actual. La política de austeridad impuesta desde Berlín ahogó la economía europea una década, dividió a la UE, agravó la desigualdad y alimentó la ultraderecha. Ahora una respuesta europea inadecuada puede disparar el descontento social y desestabilizar la UE. El 88% de los italianos ya cree que la UE no está ayudando al país ante la pandemia y los últimos sondeos dan a la ultraderecha (La Liga y Hermanos de Italia) el 43% de votos.

El confinamiento causa una rápida caída del producto interior bruto (PIB) y una pérdida de ingresos en millones de familias en la UE, pese a los planes nacionales de ayuda. La OCDE señala que los indicadores económicos registraron una abrupta caída en marzo y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) avisa de que la pérdida masiva de horas de trabajo en el segundo trimestre en Europa equivaldrá a 15 millones de empleos.

CRISIS DE CONFIANZA / El comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, prevé que el PIB de la UE caerá este año el 3% si el confinamiento dura un mes y el 5%-6% si dura dos meses. En Italia, el país más afectado, el PIB caerá un 6%, si la actividad económica empieza a reactivarse a finales de abril, si se retrasa más, será mucho peor, según la patronal Confindustria. Incluso en Alemania, que ha paralizado menos su economía, la recesión será del 2,8%, segun estima el Consejo Alemán de Expertos Económicos.

Alemania, Holanda y Austria respaldaron suspender las normas de déficit y deuda del pacto de estabilidad porque sus masivos planes nacionales iban a violar esas reglas. Del mismo modo, los tres aspiran a beneficiarse del fondo de 100.000 millones de euros para financiar las suspensiones temporales de empleo propuesto por la Comisión Europea y de la línea de crédito de 200.000 millones del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para sostener a las empresas mediante créditos baratos.

Pero esas medidas son insuficientes para salir de la crisis. El comisario Breton estima que hay que movilizar «1,6 billones» para reactivar la economía de la UE, lo que implicará «planes nacionales equivalentes al 10% del PIB», con la consiguiente necesidad de emisiones de deuda pública. Por esa razón, urge consensuar un sistema europeo que garantice una financiación barata de esa deuda y que no hunda a los estados con cargas insostenibles. El economista Thomas Piketty señala que «el endeudamiento público sin recurso a eurobonos es una bomba de relojería», que expondrá a los países a una crisis de confianza en el futuro sobre su sostenibilidad.

Alemania, Holanda y Austria rechazan cualquier emisión común de deuda para financiar la salida europea de la crisis, porque creen que eso encarecería el coste de sus emisiones nacionales. De momento, Alemania tiene previsto emitir 156.000 millones de nueva deuda para paliar los efectos inmediatos de la crisis, sin contar la financiación futura del posterior plan de reactivación. La otra opción de una financiación común a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad queda bloqueada en la práctica por la insistencia, en especial de Holanda y Austria, de exigir condiciones para autorizar esos créditos, algo inaceptable para Italia y los demás países tras la experiencia de los draconianos planes de rescate.

IMPACTO DESIGUAL / Alemania, Holanda y Austria confían en poder recuperarse más rápido que España, Italia y Francia, donde los servicios y el turismo, más dañados por la crisis, tienen mucho mayor peso en el PIB. Los tres países soslayan que la mayoría de sus exportaciones van a otros países de la UE (Alemania 59%, Holanda 74% y Austria 71%) y que sin una recuperación global europea resultará más difícil la recuperación individual.

La falta de solidaridad contrasta con el hecho de que Alemania y Holanda son los dos países que más se han beneficiado de la introducción del euro, mientras que Italia, Francia y España han sufrido un elevado coste, según el think tank alemán Centro de Política Europea. Alemania se ha beneficiado de una prosperidad acumulada gracias a la introducción de la moneda de 1,89 billones de 1999 al 2017 y Holanda de 346.000 millones, lo que equivale a 23.000 euros por cada alemán y 21.000 por holandés. Por el contrario, Italia ha sufrido una pérdida de prosperidad desde la llegada del euro de 4,32 billones, Francia de 3,59 billones y España de 224.000 millones, lo que equivale a 73.600 euros por cada italiano, 56.000 por cada francés y 5.000 por cada español.

DIECISÉIS HORAS/ Como informa Silvia Martínez, la nueva reunión virtual del Eurogrupo para tratar de acordar un plan económico frente a la crisis provocada por el covid-19 y su nuevo fracaso se prolongó. Tras 16 horas de maratón negociador, noche en blanco incluida, el presidente Mário Centeno suspendió el largo y tenso encuentro pasadas las 8 de la mañana de ayer. «Nos hemos acercado a un acuerdo pero todavía no estamos ahí. Continuaremos el jueves», anunció sobre la que será la quinta videoconferencia desde que empezó a propagarse la epidemia por Europa y que arrancará hoy a las cinco de la tarde. «Mi objetivo es una red de seguridad de la UE sólida contra el covid-19 para proteger a trabajadores, empresas y países y un compromiso sobre un considerable plan de recuperación», explicó. Por otro lado, el ministro francés de finanzas, Bruno Le Maire, afirmó: «No voy a señalar a nadie porque sería inútil y porque creo que nuestra responsabilidad colectiva es lograr un acuerdo en las [próximas] 24 horas. Un fracaso es impensable».

Durante horas, con Centeno al frente y la mediación de París y Berlín, el Eurogrupo trató de acercar posturas y limar las resistencias holandesas a la ambiciosa respuesta que piden los países del sur para afrontar la peor crisis sanitaria desde la Segunda Guerra Mundial, pero ni por esas.