La restauración de la parroquia de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir de Valencia, presentada ayer tras tres años de intervenciones pictórico-ornamentales, ha desvelado casi dos mil metros cuadrados de frescos que le han valido el nombre de “la Capilla Sixtina valenciana”.

La coordinadora del equipo de restauradores, Pilar Roig, explicó que así calificó a la parroquia el director de la última restauración realizada en la mítica sala del Vaticano, Gianluigi Colalucci, al comprobar cómo había pasado de ser “todo tan negro” a ofrecer “tanta luz y color”.

Roig añadió que la parroquia es “la intervención arquitectónica y pictórica más importante hecha hasta la fecha a nivel internacional” tanto por la magnitud de la obra como por las técnicas empleadas, y ha mantenido que el trabajo “ha sido un gran avance en el mundo de la restauración”.

Las obras han permitido recuperar los frescos originales del pintor barroco Dionís Vidal, de gran calidad técnica y belleza cromática, así como aspectos desconocidos de este conjunto, como la pintura mural situada sobre el dintel de la puerta oeste.

AVANCES // Según la también investigadora del Instituto de Restauración del Patrimonio (IRP), se han abierto “caminos nuevos de investigación” que han aplicado “con éxito” al usar nuevos productos y tecnologías, en lo que es “una de las satisfacciones más grandes que se podrían tener”.

Para la recuperación de los frescos se han utilizado avances como rayos láser para la recuperación de zonas más resistentes a la limpieza, así como ultravioletas e infrarrojos que han permitido comprobar si había repintes.

Las obras desvelan una superficie de 1.904 metros cuadrados que es “más grande que la de la Capilla Sixtina”, añade. H