Hace unos 60.000 años, unos neandertales hallaron en un recóndito acantilado alicantino el que sería su nuevo hogar temporal. En los siguientes miles de años, fueron varios los grupos de cazadores-recolectores que pasaron por el conocido ahora como yacimiento arqueológico de El Salt de Alcoy (Alicante). La historia de los diferentes habitantes de este recóndito lugar queda ahora al descubierto a partir de los restos que por aquel entonces dejaron sus hogueras. Un nuevo estudio publicado en la revista PLOS ONE reconstruye los patrones de asentamiento y movilidad de aquellos habitantes prehistóricos.

El punto de partida de esta nueva investigación, liderada por expertos de la Universidad de La Laguna (Santa Cruz de Tenerife), es que en el Paleolítico la mayoría de actividades domésticas se llevaban a cabo alrededor del fuego. De ahí que rastrear los vestigios de las fogatas pueda entenderse como sinónimo de asentamiento y, por lo tanto, de residencia. En el yacimiento de El Salt se conocen hasta 11 puntos que en algún momento sirvieron de hoguera para los neandertales. Hasta ahora, la gran incógnita era si estas estructuras se formaron a partir de diferentes estancias a corto plazo o a partir de una larga ocupación.

ASENTAMIENTOS ESTACIONALES

El análisis a escala microscópica y molecular de estas hogueras ha desvelado se trata de hogares estratificados construidos en múltiples capas a lo largo de diferentes periodos de tiempo. Los datos recabados de los biomarcadores de lípidos y de isótopos también desvelaron la presencia de materia orgánica quemada entre las brasas, lo que sugiere una rica presencia de excrementos de herbívoros y residuos de plantas con flores. También se hallaron muestras de fragmentos de hueso, dientes, carbón procedente de madera de árboles coníferos (especies vegetales no presentes en las cercanías del asentamiento) y restos de pedernal (una variedad de cuarzo utilizada para encender el fuego).

Estos despojos que hace miles de años sobrevivieron a las llamas desvelan que hubo cuatro ocupaciones cortas separadas por periodos de tiempo relativamente largos, al menos lo suficiente para la formación de un suelo rico en materia orgánica. De ahí que los investigadores sospechen que estos asentamientos neandertales alicantinos tuvieran incluso un componente estacional, siendo los periodos más probables el invierno y posteriormente la primavera o verano. El hallazgo, por lo tanto, proporciona nuevas evidencias sobre cómo reconstruir la historia de los asentamientos paleolíticos a partir de los restos de las hogueras dejadas a su paso.

Esta nueva perspectiva, según explica la investigadora y líder de este nuevo estudio Lucia Leierer, proporciona un poderoso enfoque para investigar sitios arqueológicos en los que el fuego dejó huella. La microestratigráfia (técnica con la que se ha analizado los restos de fogatas del sitio arqueológico) puede aportar información valiosa sobre el momento y la intensidad de las ocupaciones neandertales, así como sobre el entorno natural del sitio. Todos estos son factores clave de la movilidad grupal y patrones de asentamiento", argumenta Leirer.