Estados Unidos es el segundo mayor emisor de dióxido de carbono (CO2) y otros gases industriales responsables del efecto invernadero, con poco más del 14% del total mundial, por lo que su retirada del acuerdo climático de París puede repercutir en la evolución de las temperaturas terrestres. Sin embargo, más que su efecto directo sobre el clima mundial, que será menor de lo que los más pesimistas auguran, el problema de fondo es que llegue a dañar el consenso internacional que tanto costó cimentar. «Más que efectos reales, es un golpe psicológico», resume Francisco J. Doblas, investigador ICREA y director del Departamento de Ciencias de la Tierra del Barcelona Supercomputing Center (BSC).

LOS DOS GRADOS // La comunidad internacional acordó en París en diciembre del 2015 un plan de acción contra el cambio climático cuyo objetivo más importante es evitar que las temperaturas globales asciendan más de dos grados con respecto a los valores preindustriales, la frontera simbólica entre lo que los científicos consideran una situación asumible y lo que sería un desastre ambiental y económico. Las temperaturas ya han aumentado a escala global un grado desde 1900 y es previsible que se incrementen en varias décimas más debido a la inercia atmosférica.

Sin el apoyo de EEUU, ahora será más fácil que la Tierra cruce el peligroso umbral. «Si nos demoramos, el nudo corredizo se aprieta más», ha escrito el profesor de geociencias Michael Oppenheimer, de la Universidad de Princeton. La retirada supone que también se esfuman los 3.000 millones de dólares que Washington se había comprometido a donar anualmente para que los países en desarrollo puedan hacer frente a los estragos más inmediatos del cambio climático.

EFECTO MUY LIMITADO // Teniendo en cuenta el peso actual de EEUU en las emisiones mundiales de CO2, el negacionismo de Trump provocará que la temperatura terrestre suba como mucho entre una y tres décimas más de lo previsto de aquí al año 2100, según diversas estimaciones publicadas recientemente. No más. «Tendrá un efecto muy limitado», tranquiliza Doblas. «Lo más mportante --insiste el especialista-- es que el resto de la comunidad internacional no pierda de vista el objetivo de reducir emisiones». Lo mismo considera Oppenheimer: «Es muy difícil predecir el futuro, pero el efecto será menor de lo que algunos temen», considera.