Robots humanoides e incluso peluches robotizados para charlar y estimular cognitivamente a ancianos, junto a otros con habilidades de camareros, guías de museos o acompañantes para hacer la compra desfilaron en el primer día de RoboCity16, una cumbre de referencia internacional, que arrancó ayer en Madrid.

Esta conferencia ha sido organizada por el consorcio español RoboCity 2030, formado por la Universidad Carlos III de Madrid, la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad de Alcalá, la Universidad Rey Juan Carlos y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).

CALIDAD DE VIDA // El objetivo del encuentro es esclarecer hasta donde la tecnología puede facilitar la vida de los humanos, y las propuestas han sido muy sorprendentes. Según los expertos reunidos, los robots son aún torpes en fluidez de movimientos y tienen dificultades para manejarse de forma natural en espacios desconocidos o con trabas imprevistas. No obstante, los mismos ingenieros advierte de que los avances en robótica de servicio, para interactuar cada vez más --y mejor-- con los seres humanos, fuera de espacios cerrados como los industriales están siendo muy importantes en los últimos años.

Uno de los proyectos más sorprendentes lo ha presentado la Universidad Carlos III, que ha acudido a la cita con Teo, uno de los primeros humanoides bípedos a escala humana en Europa, que es entrenado para manejarse como camarero transportando comida y bebida.

Más allá de la dificultad de andar como un humano, algo complejo para los robots en terreno empinado, este humanoide de 1,7 metros de altura y 60 sensores, además de 28 motores o grados de libertad, está aprendiendo a moverse con una bandeja, sin que se le caiga el contenido.

ESTRELLAS // Otros de los robots estrella con habilidades sociales expuestos en esta jornada son Doris y Urbano, de la Universidad Politécnica de Madrid, dos semihumanoides, sin piernas, al menos por ahora, que se mueven en plataformas e interactúan con las personas, mediante “inteligencia artificial”. Doris, dotada de labios prominentes y grandes ojos que se mueven al tiempo que habla, se enfada, se entristece o se alegra dependiendo del entorno, y toma decisiones como pararse si alguien se pone en su camino, gracias a una “compleja matemática de control de movimientos”, según dicen sus creadores. H