En Rusia, un acto tan tan banal como salir al balcón a apurar un pitillo puede costarle a uno muy caro a partir del próximo 1 de octubre. El Ministerio para las Situaciones de Emergencia acaba de hacer pública una nueva normativa antiincendio que incluye la prohibición de emplear cualquier forma de fuego en las terrazas y palcos. Inicialmente se pensó que la medida afectaba solo a barbacoas o candelabros, aunque luego se especificó, ante la estupefacción de muchos, que también incluía a los cigarrillos y las cerillas.

El Kremlin se ha apresurado a dar sus bendiciones a la decisión gubernamental. "El Kremlin aprueba todas las medidas que ayudan a salvar las vidas de las personas; sabemos cuántos incendios se declaran, muchos de ellos con consecuencias trágicas, que causan indignación popular", ha subrayado a TASS el portavoz presidencial, Dmitri Peskov. Sin embargo, pocos días después, al comprobar la airada reacción ciudadana que estaban generando las nuevas reglas, el propio ministerio ha querido salir a la palestra para puntualizar que las sanciones solo se aplicarían en caso de que el cigarrillo en cuestión originara daños o destrozos.

Lo cierto es que para muchos ciudadanos, el remedio gubernamental contra los fuegos caseros es peor que la propia enfermedad, a juzgar por los escasos parabienes que éste ha generado, en particular entre la numerosa población fumadora de Rusia, un 60% de los varones y un 22% de las mujeres. según las estadísticas. Con temperaturas muy por debajo del punto de congelación durante varios meses en invierno en una parte importante del país, normalmente los rusos intentan limitar al máximo los periodos en que se las viviendas se exponen al aire frío del exterior para ventilarlas. En algunos casos, incluso se llega a sellar los marcos de las ventanas con silicona, dejando solo una pequeña claraboya superior para airear la estancia.

ELEVADOS BLOQUES DE APARTAMENTOS

Además, la mayoría de los barrios de las grandes ciudades rusas están formados por elevados bloques de apartamentos, muchos de ellos de unas pocas decenas de metros cuadrados. Seguir a rajatabla la regulación obligaría a muchos adictos a la nicotina a bajar decenas de pisos, en concreto hasta el portal, en cada ocasión en que quieran satisfacer sus ansias tabaquistas. Las multas que acompañan a las nuevas reglas antiincendio ya han sido ultimadas y difundidas. Como mínimo, una sanción de 3.000 rublos, cantidad equivalente a unos 40 euros, que derivará en responsabilidad penal dependiendo del daño causado. "Los fumadores cuyos malos hábitos causen" una tragedia "deberán asumir su responsabilidad", advierte el Ministerio.

Las reacciones ciudadanas han oscilado entre la jocosidad y la sorpresa. "Lo han prohibido en todos los lugares que han podido; ahora se acuerdan que se olvidaron de los balcones", ha comentado con ciertas dosis de humor Andréi Loskutov, presidente del Movimiento de Defensa de los Derechos de los Fumadores de Todas las Rusias. Loskutov considera que el tabaquismo o el alcoholismo siguen estando tan presentes en la vida cotidiana de los rusos debido al deterioro de las condiciones de vida. "La gente no muere del tabaco; muere de la vida; si la vida es mala, la gente continuará fumando, bebiendo o haciendo cualquier otra cosa", ha comentado.