L os madrileños deberán prepararse para la extensión en las próximas semanas al resto o buena parte de la comunidad autónoma del confinamiento aplicado desde ayer a 37 zonas sanitarias.

Tanto Pedro Sánchez como Isabel Díaz Ayuso, en distintos grados, dejaron caer tras la cumbre en la Puerta del Sol que si el virus no remite habrá que tomar medidas todavía más drásticas.

«Le he pedido [a Ayuso] que estemos listos para otros escenarios si fuera preciso», en las «semanas duras que están por venir», explicó Sánchez. Ayuso advirtió de que si las medidas puestas en marcha, con una vigencia de 14 días, «funcionan» y se da una «proyección preocupante en otras zonas de Madrid», se extenderán a estas áreas. No dijo qué ocurrirá si no funcionan. Tampoco era necesario.

No es ningún secreto que Sanidad llevaba presionando varias semanas sin éxito para que Madrid aplicara las medidas drásticas tomadas por otras comunidades con menor incidencia del virus. Para el Gobierno, el confinamiento de las 37 áreas ha llegado demasiado tarde, será ineficaz y encima discrimina a los barrios más pobres.

Desde algunos sectores se reclamaba al Ejecutivo que tomara el mando a través de la declaración del estado de alarma, pero ante el desgaste político que eso podría suponer, Sánchez parece haber optado por una intervención más florentina.

Las propuestas de la comisión «servirán de recomendaciones a las actuaciones propias que seguirá ejecutando el gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid en el ejercicio de sus competencias», reza el pacto, pero la comisión nombrará «un portavoz técnico sanitario» que debería hacerlas públicas. El margen de Ayuso para oponerse a ellas parece escaso. Simón adelantó ayer que la extensión de los confinamientos se debatirá en el seno de este nuevo órgano de cooperación. H