La Organización Mundial de la Salud ha alertado este jueves del resurgimiento del sarampión en cuatro países de Europa en los que la enfermedad se daba por erradicada. Basándose en datos del primer semestre del 2019, la OMS ha apelado a los países a intensificar las campañas de vacunación dado que una mala o nula vacunación es la principal causa del repunte del sarampión.

Basándose en las cifras, el organismo internacional considera que el Reino Unido, Grecia, la República Checa y Albania son países donde ya no se puede afirmar que el sarampión está eliminado.

Durante el primer semestre del 2019, la OMS ha registrado un total de 89.994 casos de sarampión en 48 países europeos, más del doble que en el mismo periodo del 2018, en que la cifra se situó en 44.175, y por encima del número total de casos del año pasado (84.462).

REPUNTE MUNDIAL

A nivel mundial, el sarampión también sufre un importante repunte. Desde el pasado enero se han declarado más de 360.000 casos en todo el mundo, la cifra "más elevada" desde el 2016. La República Democrática del Congo, Madagascar y Ucrania son los países más afectados a nivel global. Brasil y Francia son otros de los países que han registrado un aumento de casos.

El sarampión es una enfermedad vírica altamente contagiosa que infecta el tracto respiratorio y se extiende al resto del organismo. El primer signo del sarampión suele ser la fiebre alta, que comienza unos 10 a 12 días después de la exposición al virus y dura entre 4 y 7 días. En la fase inicial, el paciente puede presentar rinorrea, tos, ojos llorosos y rojos, y pequeñas manchas blancas en la cara interna de las mejillas. Al cabo de unos tres días aparece un exantema, generalmente en el rostro y la parte superior del cuello, que va extendiendo, acabando por afectar a las manos y pies. El exantema dura 5 a 6 días, y luego se desvanece. El intervalo entre la exposición al virus y la aparición del exantema oscila entre 7 y 18 días (media de 14 días).

La mayoría de las muertes se deben a complicaciones del sarampión, que son más frecuentes en menores de 5 años y adultos de más de 30 años. Las más graves son la ceguera, la encefalitis (infección acompañada de edema cerebral), la diarrea grave (que puede provocar deshidratación), las infecciones del oído y las infecciones respiratorias graves, como la neumonía. Los casos graves son especialmente frecuentes en niños pequeños malnutridos, y sobre todo en los que no reciben aportes suficientes de vitamina A o cuyo sistema inmunitario se encuentra debilitado por el VIH/SIDA u otras enfermedades.

Antes de que la vacuna se introdujera en 1963 y se generalizara su uso, cada 2-3 años se registraban importantes epidemias de sarampión que llegaban a causar cerca de dos millones de muertes al año. Se calcula que en 2017 murieron 110 000 personas por esta causa, la mayoría de ellas menores de 5 años y a pesar de existir vacunas seguras y eficaces. La OMS ha insistido en la importancia de las vacunas, a nivel individual y también a nivel colectivo.