Numerosos pasajeros del ferri que encalló en Dénia tuvieron que hacer noche en la estación marítima de Baleària Port. La compañía les dio mantas y habilitó dos autobuses (salían ayer por la mañana a las 8.00 horas) con destino a València y Alicante. Los pasajeros vivieron horas de miedo y angustia. «Sentimos pánico. El barco empezó a arrastrar unos 15 o 20 metros y a crujir. Hizo un crac interminable. Fue un ruido horrible. Nos entró mucho miedo», relató Pere, que es de Mallorca y que tenía previsto tras desembarcar viajar al pueblo de la familia en Albacete. «Cogí el chaleco salvavidas y se lo puse en seguida a mi hija», dijo.

Según su testimonio, los cristales estaban ahumados y no veían nada de lo que pasaba fuera: «No teníamos aire acondicionado y hacía un calor horrible. Los niños lloraban y estaban asustados».