El Ayuntamiento de Sevilla ha recurrido a la inteligencia artificial para blindar las calles del centro durante la Semana Santa, y evitar así incidentes como los del año pasado, cuando una valla caída y los gritos de delincuentes comunes desataron el pánico y un centenar de personas resultaron heridas en diversas avalanchas.

Con el apoyo de varias compañías expertas en innovación tecnológica, la capital hispalense se convertirá en una de las más vigiladas del país esta semana en virtud de un gran hermano que monitorizará en tiempo real el casco antiguo y las calles por donde discurran los cortejos procesionales, donde se producen las mayores aglomeraciones y que en momentos clave como la Madrugá pueden llegar a congregar a cerca de un millón de personas.

PSICOSIS // Con los atentados terroristas en varias capitales europeas aún frescos en la memoria, cualquier incidente podía activar la psicosis. Ocurrió en el 2017, cuando un perturbado lanzó un «Alá es grande» y poco después se registraron varias peleas en diferentes zonas, pero también en los años 2000 y 2015, cuando de forma espontánea y por motivos aún desconocidos la gente salió despavorida, y las carreras se expandieron como un dominó por las calles aledañas, alcanzando incluso a los nazarenos de los cortejos procesionales.

Además de prohibir la venta y consumo de alcohol de madrugada --bares incluidos-- y obligar al cierre de los locales en la zona de paso de las procesiones una hora antes, el consistorio buscaba sumar medidas pioneras al dispositivo tradicional de fuerzas de seguridad, más aún cuando se mantiene en todo el país el nivel 4 (sobre 5) de alerta terrorista y en estos días la ciudad multiplica su población debido a la afluencia de visitantes que se lanzan a un laberinto de callejuelas para disfrutar de las procesiones.

Convertir Sevilla en una smart city es posible gracias al llamado internet de las cosas, con mobiliario urbano conectado a una gran plataforma digital que desde el servicio de coordinación de seguridad permite a sus responsables procesar la información.

El grueso del dispositivo lo conforman una veintena de cámaras de última generación distribuidas por 11 puntos estratégicos de los recorridos de las hermandades, al estilo de las que ya se emplean en los Sanfermines, y que se suman al centenar de cámaras de videovigilancia ya existente en diversas calles de la ciudad. Estos ojos 3.0, autorizados por el juez, permiten ver y contar el flujo de personas o de coches por una vía y la gente que se concentra en una calle concreta en un momento determinado.

Sus sensores facilitan reconocimientos faciales casi instantáneos. De esta forma, se podrá comprobar si alguien deja un paquete sospechoso en algún sitio o si hay un coche circulando a velocidad o en sentido contrario.