Un conjunto de siete olmos centenarios que han conseguido permanecer en pie a pesar de la grafiosis, una enfermedad que ha matado a más de un millón de árboles de esta especie en España, se han convertido en los candidatos al certamen Árbol Europeo del Año tras imponerse en la votación nacional.

Situados junto a la ermita de origen templario del Santuario de Belén y a 11 kilómetros de la localidad de Cabeza del Buey (Badajoz), los siete ejemplares pacenses de la especie 'Ulmus minor' han conseguido imponerse con 11.711 apoyos en la votación popular en la que participaban otros siete árboles españoles.

La votación del concurso Árbol Europeo del Año 2018 estará abierta hasta el 28 de febrero y los resultados se harán públicos en la ceremonia de entrega de premios en Bruselas el próximo 21 de marzo.

Un lugar histórico para los peregrinos

Los siete olmos pertenecen a La Serena, uno de los enclaves extremeños de la Red Natura 2000, la agrupación de espacios protegidos de la Unión Europea en la que se inscribe esta extensión de 3.000 kilómetros cuadrados.

Su valor histórico está vinculado con la romería de Nuestra Señora de Belén. Tradicionalmente los asistentes a este festejo popular, que se celebra cada 27 de septiembre desde 1650, han encontrado descanso bajo su sombra.

Declarados "árboles singulares" por la Junta de Extremadura en junio del 2005, estos ejemplares son siete supervivientes de la grafiosis, una enfermedad fúngica que afecta al olmo y que es responsable de la muerte de más de un millón de árboles en España y más de mil millones en todo el mundo.

A pesar del peligro de la enfermedad, este grupo de olmos continúa presidiendo el entorno de la ermita del santuario de Nuestra Señora de Belén.

Una iniciativa para la concienciación

La Enviromental Partnership Association (EPA) es quien organiza este certamen desde el 2011, pero su origen se encuentra en el popular concurso que ya se celebraba en la República Checa bajo el mismo nombre desde tiempo antes.

La votación europea reúne ahora a los ganadores nacionales de cada uno de los países que participan. Desde su primera edición se han sumado hasta 13 países y la organización planea ayudar a países de fuera de la Unión Europea a participar.

El objetivo final del certamen es concienciar del cuidado y la protección del medioambiente.

“Buscamos los árboles con la historia más interesante”

El Árbol Europeo del Año es aquel que tiene una historia que contar. El ganador del año pasado fue un roble polaco de 650 años que durante la segunda guerra mundial sirvió de refugio a una familia judía para esconderse de los nazis. En la actualidad el roble Jósef, como lo conocen en la zona, se ha convertido en un auténtico reclamo para los más curiosos amantes de la naturaleza.

Tres árboles húngaros han ganado en sendas ocasiones el concurso. En el 2012, el 2013 y el 2016 las leyendas que rodean históricamente a estos ejemplares cautivaron al público. ¿Será este año el turno de los siete olmos de Cabeza del Buey?