Silencio aterrador: el módulo 'Schiaparelli', de la misión europea ExoMars, no ha confirmado su llegada a la superficie de Marte pese a que se había previsto que la primera señal se recibiría hacia las 16.58, lo que ha inundado de nerviosismo la sala de control de la Agencia Espacial Europea (ESA) en Darmstadt (Alemania).

'Schiaparelli' debía convertirse en el primer ingenio fabricado en Europa -en colaboración con Rusia- que se posa con éxito en Marte. El primer intento, con el pequeño módulo británico 'Beagle 2' en el año 2003, acabó con la pérdida del aparato debido a un impacto.

Según los planes previstos, la entrada en la atmósfera debía producirse a las 16.42, hora en la España peninsular, y el descenso final se iba a prolongar durante seis minutos, hasta tocar tierra a las 16.48. La confirmación de la maniobra se iba a recibir diez minutos después, el tiempo que tarda la señal en llegar a la Tierra desde Marte. Pero no ha sido así. Lo único seguro, pues se ha recibido una confirmación, es que el módulo llegó a la atmósfera en el horario previsto.

La ESA, no obstante, insiste en dar un mensaje de optimismo y recuerda las dificultades para establecer una comunicación desde Marte. Ahora se está a la espera de que la sonda 'Mars Express', que debía observar toda la operación, envíe algún tipo de información.

'Schiaparelli' es ante todo un demostrador tecnológico destinado a ensayar diversas tecnologías para futuras misiones, incluido un nuevo paracaídas, un escudo térmico y una estructura inferior para amortiguar el choque final. El grueso de la misión científica le corresponde al orbitador TGO, con el que 'Schiaparelli' ha viajado acoplado hasta Marte.

Tras separarse del módulo de descenso el pasado domingo, TGO ha iniciado el proceso de inserción en órbita. A partir de finales del año que viene empezará a suministrar información, especialmente sobre el intrigante metano y otros gases presentes en la atmósfera de Marte.