El director general de la Asistencia Pública de los Hospitales de París (AP-HP), Martin Hirsch, lanzó ayer un SOS ante la crítica situación de la región parisina donde hay más de mil pacientes graves en las unidades de cuidados intensivos. «Hace falta que le pueda poner un respirador a cada enfermo grave. No quiero ver con los respiradores que permiten salvar vidas las mismas dificultades que hemos tenido con las mascarillas», alertó Hirsch en la emisora France Info.

El responsable del mayor grupo hospitalario en aquel país pidió reforzar los equipos sanitarios con voluntarios o reclutando gente y reclamó que para compensar el «esfuerzo sobrehumano» que está realizando el personal en los hospitales se les garantice una prima económica.

Hirsch avisó de que si antes contaba con una semana para preparar el impacto de la epidemia en los hospitales, ahora ese plazo es de tres días e hizo una petición a la industria y a los poderes públicos para que garanticen el suministro de medicamentos. «Estamos en un momento clave. Todo cuenta para no rompernos la cara», insistió.

El mismo mensaje de inquietud sobre la capacidad del sistema francés de salud para absorber el número de enfermos que se esperan en breve dejó en el chat del diario Le Monde el doctor Maranget, médico del servicio de urgencia del Samu.

RESIDENCIAS DE ANCIANOS / «Nos preparamos para seleccionar a los pacientes y está claro que no iremos a las residencias de jubilados. El personal escaso y mal equipado tendrá que arreglárselas solo. Todas las decisiones políticas tomadas estos últimos 40 años han creado esta catástrofe sanitaria. No necesitamos aplausos, sino más medios en las urgencias, y parar todos los trabajos no indispensables», denunció Maranget a este respecto.

El consejo científico que asesora al Gobierno propone prolongar el confinamiento hasta el 28 de abril. En Francia la epidemia ha dejado hasta ahora 1.100 muertos y 2.516 personas en cuidados intensivos de los más de 10.000 hospitalizados.