El avión Solar Impulse II ha aterrizado con éxito en Sevilla sobre las 07.39 horas de este jueves tras atravesar el océano Atlántico tres días después de partir del aeropuerto JFK de Nueva York, dentro del proyecto de vuelta al mundo a bordo de esta aeronave. La etapa era una de las más difíciles del periplo debido a la enorme distancia (6.300 kilómetros) que había que recorrer sin posarse en Tierra.

La aeronave, que emplea como única propulsión 17.248 células solares y luego unas baterías que le permiten volar de noche, era pilotado por Bertrand Piccard (Lausana, 1953), miembro de una famosa estirpe de aventureros suizos. Piccard se turna en las etapas con su colega André Borschberg.

La vuelta al mundo ha celebrado ya 14 etapas desde que partió de Omán y en su recorrido ha hecho escala en la India, Myanmar (Birmania), China, Japón y Estados Unidos. El objetivo del vuelo es demostrar que las energías renovables pueden cubrir las necesidades energéticas del planeta.

La legada del Solar Impulse II a Sevilla ha sido visible desde toda la ciudad por el humo anaranjado desplegado por la patrulla Águila, integrada por seis cazas Eurofighter, que ha escoltado a la aeronave formando la bandera de España en el cielo. Dadas las características especiales del avión, la aproximación y aterrizaje posterior han requerido de un lento descenso frente a las costas de Huelva que se ha prolongado alrededor de una hora.

El Solar Impulse II es un avión monoplaza realizado en fibra de carbono, con 72 metros de envergadura (mayor que un Boeing 747) pero con un peso de solo 2.300 kilos (equivalentes a un coche familiar en vacío). Mantiene una velocidad de travesía de entre 45 y 55 kilómetros por hora, mientras que alcanza un techo de vuelo máximo de 8.500 metros de altitud.

La hazaña de Piccard sucede a la protagonizada el año pasado por el otro ingeniero que impulsa este proyecto, el también suizo André Borschberg, quien sobrevoló el océano Pacífico durante cinco días y sus correspondientes noches, con lo que fijó un nuevo récord mundial de vuelo sin escalas y en solitario.

Borschberg ha sido el primero en subir esta mañana a la cabina del Impulse II y fundirse en un largo abrazo con Piccard, quien no pudo reprimir un potente "Good morning, Sevilla!" nada más bajar del avión. Posteriormente, Piccard ha besado a su esposa, a su hija y a su hermana, y ha ironizado ante la prensa: "Colón hizo el viaje de ida a América y alguien tenía que volver".

LA ELECCIÓN DE SEVILLA

Piccard ha señalado que su viaje desde el Nuevo al Viejo Mundo no ha sido solo geográfico sino, también, simbólico, porque ha traído a Europa "el nuevo mundo de las tecnologías limpias y del respeto a la naturaleza", del que se ha proclamado "embajador".

Borschberg ha explicado a la prensa que la elección de Sevilla como punto de llegada de esta etapa, algo no previsto al iniciarse la vuelta al mundo, ha obedecido a razones geográficas y meteorológicas, pero también a que la capital andaluza ha sido una de las primeras en apostar por las energías renovables y alberga las mayores torres termosolares de Europa, construidas por Abengoa en la localidad de Sanlúcar la Mayor.

El equipo deberá decidir ahora cómo completa la vuelta al mundo, para lo cual debe de estudiar numerosos indicadores atmosféricos y geográficos. En principio se prevén realizar dos vuelos más, uno desde Sevilla hasta algún punto del Mediterráneo y el segundo, y último, desde ese punto hasta Abu Dabi, en los Emiratos Árabes Unidos, donde en marzo del 2015 comenzó esta aventura.

SUMINISTRO ENERGÉTICO ILIMITADO

Las 17.248 células solares desplegadas sobre las alas del Solar Impulse II captan suficiente energía durante el día como para recargar las baterías que se emplean cuando el Sol se pone. De hecho, según sus promotores, ello le confiere al avión una autonomía de vuelo ilimitada -al margen de imprevistos meteorológicos-, de manera que, "teóricamente, podría volar indefinidamente, ya que solo estaría limitado por la resistencia física del piloto".