Un total de 18 mujeres han sido asesinadas a manos de sus parejas o exparejas en lo que va del 2020, y solamente una de las víctimas mortales se había atrevido a denunciar su situación de maltrato ante los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Fue Encarnación, la última mujer que se incorporó a las estadística oficial de víctimas mortales por violencia de género. Tenía 78 años y el pasado sábado 4 de abril fue asesinada presuntamente por su pareja, un varón de 62 años, en Las Palmas de Gran Canaria.

La fallecida había presentado dos denuncias por violencia de género, la última en el 2019, pero no quiso continuar con el procedimiento. Precisamente su decisión de no seguir con los trámites hizo que su caso se quedara inactivo en el Sistema de Seguimiento Integral en los casos de Violencia de Género (VioGén) y, de este modo, no fuera objeto de atención policial.

Todo caso denunciado de violencia de género pasa a formar parte del sistema VioGén, donde hay casos activos --los que son objeto de atención policial--, e inactivos --aquellos que se considera que, temporalmente, no son objeto de atención policial--.

RENUNCIA POR MIEDO / En declaraciones a Europa Press, la presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Ángeles Carmona, explicó que normalmente, en víctimas de este tipo de violencia, esa renuncia se debe al «miedo al maltratador, a posibles represalias, a no ser creída» e, incluso «a un sentimiento de vergüenza» por parte de las víctimas. También puede responder a que muchas «normalizan» el maltrato por parte de sus parejas y exparejas y al hecho de «no querer perjudicar» a su agresor.