Si estudiamos los hábitos de sueño de las personas con las que pasamos más tiempo, vemos que se parecen mucho a los nuestros. Compartimos elementos comunes, incluso la hora de irnos a la cama y horas dormidas. Sin embargo, lo que sí debemos tener en cuenta es que la calidad del sueño también es igual de mala. Sentimos que no descansamos lo suficiente, incluso si dormimos lo necesario, nos despertamos varias veces y no hay un sueño reparador. No siempre es problema del número de horas o de lo temprano que nos levantemos, sino de los hábitos tóxicos que acumulamos y que tenemos en torno a la hora de meternos en la cama.

Si queremos cambiar nuestras pautas de sueño y el descanso que tenemos, debemos tener en cuenta que todo lo relacionado con la cama o que esté próximo a ese momento, va a determinar cómo de bien durmamos. Es en esos hábitos donde debemos trabajar, no solo en la calidad del colchón o en el momento de ponernos el despertados.

Cambia las rutinas

Muchas de las rutinas con las que contamos a lo largo del día se caracterizan porque, lejos de facilitarnos la vida, el tenerlas tan automatizadas y siendo tan negativas para nosotros, solo nos la entorpecen. Perder el tiempo en redes sociales en el trabajo, saltarnos comidas o ir al gimnasio solo los fines de semana forman ya parte de nosotros, pero su impacto lo vamos dejando pasar. Con el sueño y con los hábitos que tenemos antes de dormir, pasa lo mismo.

Si queremos descansar mejor, estos son los cambios que debemos introducir en nuestra vida para que acaben convirtiéndose en hábitos:

1. Tiempo de lectura

Es una de nuestras muchas tareas pendientes, leer. De hecho, mucha gente se ha establecido que cuando se jubilen, se dedicarán a leer. Pero en ese momento, igual ya es tarde. Debemos empezar a hacerlo ahora, unas páginas y unos minutos antes de dormir pueden ser suficientes. Esto puede sustituir al hábito de ver alguna serie o de encender la televisión.

2. Agenda al lado

Muchas de las cosas que no nos dejan dormir es que pasamos mucho tiempo en la cama repasando el día siguiente con el temor de que se nos olvide algo. Ten tu agenda en la mesita de noche y apunta todo lo que no quieres que se te olvide. Si te acuerdas de algo, simplemente anótalo. Ya lo repasaremos mañana y hoy podremos dormir con la tranquilidad de que no se nos olvida nada.

3. Meditación

La meditación es una de las herramientas más útiles a la hora de irnos a dormir. No se trata solo de sentarnos a dejar la mente en blanco, sino que podemos usar meditaciones guiadas de corta duración que encontremos en Internet o en algunas apps. Con diez minutos, podremos notar todos sus beneficios, yendo con más calma a dormir.

4. Naturaleza

Siempre que nos sea posible y si el clima acompaña, dar un paseo nocturno puede ayudarnos a dormir mejor. De hecho, cuando estamos de vacaciones y sí damos estos paseos, vemos como descansamos con mayor profundidad que el resto del año, aun durmiendo menos.

El descanso es uno de los elementos indispensables para nuestra vida. Sin él, nuestro rendimiento cae, estamos cansados y muy irritables. Pero no somos conscientes de que estamos durmiendo mal hasta que desconectamos o estamos fuera de la ciudad. Cambiar los hábitos que están cerca de nuestra hora de dormir va a tener notables beneficios en nuestra salud física y emocional.

* Ángel Rull, psicólogo.