La representación legal de Juana Rivas ha sabido convencer a la opinión pública de que su única salida era no entregar a sus hijos a un padre condenado por malos tratos, aunque fuera haciéndose prófuga de la justicia, pero no ha sido capaz de presentar a tiempo su única esperanza de evitar ese requerimiento judicial. La sala de vacaciones del Tribunal Constitucional ha rechazado el último cartucho que le quedaba a la vecina de Maracena (Granada) para evitar la entrega de los niños a su padre, como le había ordenó un juzgado granadino.

Era su segundo intento de lograr el amparo del alto tribunal. El primero fue rechazado por no haberse agotado la vía judicial previa a llegar al Constitucional, al haber anunciado un recurso de queja ante el Tribunal Supremo contra la sentencia de la Audiencia de Granada que confirmaba que debía entregar a los niños a su padre, tras haberse marchado de Italia y no volver. El segundo, ayer, ha sido rechazado por «extemporáneo», al haber renunciado a ese recurso ante el Supremo.

El Constitucional declara improcedente cómo formuló el recurso extraordinario por infracción procesal y entiende que «la circunstancia de que se haya desistido del anuncio de presentar recurso de queja impide» que esa actividad se pueda tener en cuenta para evitar que corriera el cómputo que la ley prevé para impugnar resoluciones.