El terremoto más potente sufrido en México en las últimas ocho décadas ha causado al menos 50 muertos y provocado graves destrozos en edificios e infraestructuras del sur del país. El seísmo, registrado en la medianoche del jueves, llegó a impactar en la capital y se sintió en gran parte de Centroamérica, pero castigó especialmente los estados de Oaxaca, Chiapas y Tabasco, que contabilizan las víctimas mortales al tiempo que sigue la búsqueda de supervivientes bajo los escombros.

El fuerte seísmo, de magnitud 8,2 en la escala Richter, tuvo su epicentro frente a las costas de Chiapas, y fue incluso más potente que el devastador terremoto de 1985, que llegó a provocar más de 10.000 muertos en Ciudad de México. En esta ocasión, los daños en la capital fueron limitados, ya que el temblor se produjo a más profundidad y más lejos que entonces, pero el recuerdo de la antigua tragedia provocó escenas de pánico y conmoción. «Ha sido el seísmo más fuerte en un siglo», declaró el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, desde el Centro Nacional de Prevención de Desastres.

Alejandro Murat, gobernador del estado de Oaxaca, el más afectado, elevó a al menos 35 las muertes en su región, y detalló que había numerosos heridos, aunque los daños en infraestructuras parecían menores, según las primeras evaluaciones. Miles de personas fueron evacuadas de sus hogares como precaución ante la alerta de tsunami.