En casi un abrir y cerrar de ojos el turismo puede pasar de ser el principal motor económico de España a ser su condena. En medio de una pandemia mundial que levanta fronteras y limita el movimiento y el contacto humano, el covid-19 hunde en la incertidumbre al que hasta ahora había sido un valor seguro para el crecimiento de la riqueza nacional. La decisión de ayer del Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos de poner en cuarentena a los viajeros internacionales añade todavía más interrogantes en un sector paralizado.

Según lo acordado, los turistas que lleguen a España a partir de este viernes, 15 de mayo, se verán obligados a permanecer 14 días en cuarentena en su domicilio o alojamiento para evitar nuevos focos de propagación del virus. El responsable del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias, Fernando Simón, remarcó que esa restricción se debe a que esos turistas pueden proceder de países en los que la pandemia no está bajo control y podría provocar rebrotes en España.

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, remarcó ayer que la medida adoptada pretende «que el esfuerzo de ocho semanas no se malogre con casos de infectados de otros países», informa Iolanda Mármol. Así, los viajeros internacionales «solo podrán salir de su domicilio para adquirir alimentos, productos farmacéuticos o la necesidad de ir al médico o causas de fuerza mayor» y deberán ir «siempre con mascarilla». La restricción se aplicará hasta que dure el estado de alarma.

Únicamente los trabajadores transfronterizos, los delegados de misiones diplomáticas, los profesionales sanitarios o de cuidado de mayores quedarán exentos de esas limitaciones.

La pandemia ha dejado a las aerolíneas «en situación de supervivencia», como la ha definido la Asociación de Líneas Aéreas (ALA). En las últimas semanas el tráfico aéreo ha caído un 95% y el número de vuelos cancelados supera los 250.000 solo en España. Ese frenazo productivo amenaza ahora con una caída de ingresos de 15.000 millones de euros, con un impacto económico nacional de unos 55.000 millones de euros, casi el 4,4% del PIB, informa Eduardo López Alonso.

Su futuro es incierto. Conscientes de que las restricciones sanitarias del Gobierno merman su negocio, algunas compañías han optado por eludir las medidas de seguridad. Ryanair, por ejemplo, exige cancelar las tasas para aparcar sus aviones en aeropuertos públicos mientras dice que en julio reanudará el 40% de sus vuelos sin establecer una directriz para separar a sus pasajeros.

El Consejo de Europa se reúne hoy para establecer un marco común para restablecer progresivamente los servicios de transporte, reanudar las actividades turísticas y abrir gradualmente las fronteras dentro del espacio Schengen. El plan de Bruselas apoyará el uso de vales o bonos de viaje en vez del reembolso del precio del billete para «aliviar los problemas de liquidez de las empresas de viajes» (cruceros, aerolíneas y touroperadoras) y salvaguardar su negocio.