Agradece muchísimo el despliegue del operativo de búsqueda y de las fuerzas de seguridad para encontrar a su hijo pero pide a estas «un poquito más» de esfuerzo. Así lo expresó Ángel Cruz, el padre de Gabriel, el niño desaparecido en Hortichuelas el pasado 27 de febrero en las palabras que dirigió ayer a las más de 8.000 personas que, según la Policía Municipal, se concentraron en el centro de Almería para pedir la liberación del pequeño.

A las 15.45 horas de ayer se cumplieron ya diez días desde que se perdió el rastro del niño y casi una semana desde que se produjo el último avance en la investigación, con el hallazgo de la camiseta que ese día llevaba el pequeño. Desde entonces los padres han mantenido el ánimo, a lo que ha ayudado actos como la concentración en la Puerta Purchena de la capital almeriense, pero será difícil mantenerlo si desde las fuerzas de seguridad no se tira de algún hilo que aproxime de verdad a la localización del pequeño con vida.

DURA PRUEBA // La concentración fue a la vez una inyección de ánimo y una dura prueba para los padres, rodeados por carteles con fotos de Gabriel y dibujos de pescaítos en las manos de los manifestantes que los padres han pedido difundir por las redes y poner en puertas y ventanas. A ambos, especialmente a Patricia Ramírez, la madre, les costó contener el llanto pese a la experiencia que tiene ella frente a los micrófonos al trabajar de speaker en eventos deportivos.

«Todos somos Gabriel» y «Vamos a encontrarlo». Esos dos gritos salieron de las gargantas de personas que se acercaron porque les parece «horrible», «incomprensible» o directamente «imposible» lo que ha sucedido, como expresaban a pie de calle.

Patricia y Ángel llamaron a secundar las iniciativas puestas en marcha para «hacer visible» a su hijo y «ablandar el corazón de aquellos que lo puedan tener retenido». Los padres subrayaron que tienen «las esperanzas más encendidas que nunca».

Poco antes de la concentración, la madre trasmitió un mensaje en un vídeo remitido a los medios: «Estáis inundando las redes sociales con vuestros pescaítos, los estamos viendo en los coches, en las ventanas y os lo agradecemos de corazón». «No tengo palabras para agradecer todo el cariño que nos estáis dando y que nos ayudáis a ser fuertes y a levantarnos cada mañana pensando que en este día va a volver con nosotros. Gracias», concluye.