Los toros son tan imprevisibles como la vida. Aunque ayer, en el tercer encierro de San Fermín, pareció por un momento que los de José Escolar seguían un guión, el mismo que en su primera comparecencia en Pamplona. Otro sábado. Entonces, uno de los cárdenos se descolgó de la manada al salir de corrales para tirar hacia el lado contrario al recorrido. Ayer, también.

“¡Esto es un déjà vu!”, se oyó. Pero de eso nada. La situación no era fruto de la imaginación. Había tenido lugar hace solo un año. Escenas de pánico en los primeros metros, donde los mozos se agarraban a las tablas como el que se agarra a la vida en ese último momento, aterrados por la reacción del de Escolar.

Mientras, el resto de la manada, con cinco ejemplares, enfiló hermanada por Santo Domingo. Eso sí, echando miradas amenazantes a los corredores. Al llegar a la curva de Mercaderes, un ejemplar cayó y paró la carrera a otros dos más. Sin embargo, y contra todo pronóstico, la torada volvió a recomponerse en esos primeros metros de Estafeta, tramo elegido por los numerosos castellonenses que tomaron parte en el acto.

El paso de los cinco astados, con el que se metieron en carrera Samuel Valero, de Aficionats al Bou de Almassora; Mateo Ferris, de la peña Recorte de Onda; y el recortador de la Vall d’Uixó, Jaume Orenga, dejó numerosas caídas hasta que el primero llegó al ruedo a los 2’ 13”. Pero el encierro no terminaba ahí. En el primer tramo el descarriado de Escolar había sido rescatado por los bueyes y estaba haciendo de las suyas. Decisión arriesgada la de que dos minutos después el animal hiciera la carrera, ante la incredulidad de algunos.

Lo sufrieron en el tramo del Ayuntamiento y Mercaderes, con embestidas a la parte derecha e izquierda y varios arrollados. Por suerte, el animal enfiló Estafeta a gran velocidad sin hacer malos gestos. Los que sí hicieron algunos corredores, agarrando el animal en una mezcla de egoísmo y falta de respeto. Meritorios fueron los metros del ondense Joan Varella en Telefónica. Por fin Escolar realizó la carrera con seis toros, aunque la decisión de no dejar el toro rezagado en corrales haya costado un tiempo de 4 minutos y las cornadas del día. H