Ni túnel, ni tren, ni oro. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, pero la paciencia de los cazatesoros Peter Koper y Andreas Richter puede haber llegado a su fin. Durante dos semanas, y junto a un equipo de 70 personas, han abierto tres agujeros de seis metros de profundidad a lo largo del kilómetro 65 de la vía ferroviaria que une las localidades de Walbrzych y Breslavia, en Polonia. Estaban convencidos de que encontrarían el legendario tren de oro, un convoy nazi repleto de oro y joyas supuestamente desaparecido en el año 1945 cerca de Walbrzych, durante la huida ante las tropas soviéticas.

No obstante, la seguridad que Koper y Richter mostraron el año pasado al asegurar la existencia del tren y su localización se ha desvanecido en los últimos días. Después de una operación de búsqueda que les ha costado 140.000 zlotys (32.000 euros), el portavoz de los dos cazatesoros, Andrej Gaik, confirmó a la prensa que no habían encontrado ni el tren ni el supuesto túnel por donde circulaba el tren cuando quedó sepultado bajo las montañas de la Baja Silesia.

El secreto de más de 70 años que tantas esperanzas y habladurías ha generado entre la población de Walbrzych continuará, por ahora, siendo un mito. Varios estudios y expertos en Geología, como la Universidad de Ciencia y Tecnología de Cracovia, ya habían avisado de que las probabilidades de encontrar el tren eran muy limitadas. Pese a ello, los cazatesoros no tiran la toalla. H