Los trenes han comenzado a circular este domingo por el túnel más largo del mundo, en Suiza, una infraestructura clave para mejorar las comunicaciones entre el norte y el sur de Europa. El túnel ferroviario de San Gotardo enlaza a través de los Alpes las ciudades de Zúrich y Lugano y tiene una longitud de 57 kilómetros, superior a los 53,8 kilómetros del túnel de Seikan, en Japón, y a los 50 del túnel del canal de la Mancha, que une Francia e Inglaterra, ambos también ferroviarios.

El túnel de San Godardo fue inaugurado el pasado junio, pero no ha entrado en funcionamiento hasta el domingo. La obra tuvo un coste de casi 11.000 millones de euros y tardó 17 años en completarse.

La previsión es que circulen a diario por el túnel de San Gotardo unos 250 trenes de mercancías, a una velocidad de 100 kilómetros por hora, y casi 70 de pasajeros, a una velocidad de 200 kilómetros por hora.

El San Gotardo no nació del capricho de ningún político sino de las movilizaciones de los habitantes de los valles suizos afectados por la congestión y la contaminación causadas por los túneles de carretera del Mont Blanc y del mismo San Gotardo. En los años 90 del siglo pasado llegaron a cortar carreteras y organizar fuertes protestas hasta que se convocó un referéndum en el que el túnel ferroviario obtuvo el 'sí'.

Las autoridades dieron también un impulso decisivo a la obra a causa de la inseguridad que habían demostrado los grandes túneles para el tráfico rodado. Con pocos años de diferencia el incendio de un camión en el del Mont Blanc causó 39 muertos y otro en el de San Gotardo por el choque de dos camiones acabó con la vida de11 personas.

En realidad la nueva infraestructura lleva el nombre de túnel ferroviario base para diferenciarlo del inaugurado en el siglo XIX situado a una cota mucho más alta. Con sus 15 kilómetros de longitud ostentó también durante muchos años el título de túnel ferroviario más largo del mundo, que ahora ha recuperado su sucesor.