La Guardia Civil ha cerrado el círculo de la investigación sobre la desaparición de la joven madrileña Diana Quer con la confesión del principal sospechoso, José Enrique Abuín, conocido como 'El Chicle'. El hombre se ha visto acorralado por los numerosos indicios y ha llevado a los agentes al punto donde ocultó el cuerpo, en un pozo de una fábrica abandonada que durante años sirvió de escondite de alijos de drogas en los alrededores de la casa de sus padres en Rianxo, en A Coruña. Desde su detención, tres han sido las pruebas clave para su caída:

1. El mismo modus operandi en otro intento de secuestro

‘El Chicle’ ha sido siempre el principal sospechoso, pero durante estos largos casi 500 días nunca ha habido ningún indicio sólido para detenerle. Hasta ahora. Según fuentes cercanas al caso, la única esperanza que tenían era que volviese a actuar de la misma forma que lo hizo con Diana Quer. Así lo hizo a principios de esta semana cuando intentó secuestrar a una joven de Boiro e introducirla en su vehículo.

La denuncia de la joven ha sido la clave para la detención. Ante la Guardia Civil esta joven gallega explicó que una persona había intentado robarle el móvil y que después le había intentado acuchillar e introducirle en un maletero de un vehículo.

Ante los gritos de la joven, el presunto autor del rapto huyó, pero los vecinos pudieron tomar el número de su matrícula, lo que llevó a la policía hasta Abuín.

2. Su mujer cambia de versión y le deja sin coartada

La declaración este sábado de la mujer de Abuín ha sido clave para que este acabara confesando. La mujer cambió la versión que dio la noche en la que desapareció Diana Quer. Rosario Rodríguez siempre había asegurado que su marido había estado esa noche con ella, pero ayer desmontó esa coartada y confesó ante los agentes de la Benemérita que El Chicle no estuvo en casa, que había salido y que ella no le acompañó.

3. Antecedentes por agresión sexual

José Enrique Abuín Gey tenía antecedentes por tráfico de drogas y agresión sexual. Las piezas comenzaron a encajar con el posicionamiento de un móvil hasta ahora desvinculado del sospechoso. Después de interrogar a cientos de personas, comprobar centenares de matrículas y cruzar con centenares de teléfonos, este móvil ha sido clave para señalar al detenido.