La timidez es el estado de miedo o temor que sufrimos en algunos momentos de la vida cuando hay personas alrededor, especialmente si no tenemos la confianza suficiente. Es un rasgo común pero que se agudiza en determinadas personas, las cuales ven cómo afecta a su entorno laboral y social y les dificulta en las relaciones, no solo a la hora de generar unas nuevas sino también cuando tiene que consolidar las que ya tienen. No es necesariamente un problema psicológico, como podría ser la fobia social, pero sí algo que puede ser palpable en el día a día.

Las interacciones sociales que desarrollamos a lo largo de nuestra vida implican que conectemos con determinadas emociones que nos permiten relacionarnos. Podemos buscar el desarrollo, divertirnos, expresar nuestras necesidades o ser asertivos. Sin embargo, cuando el miedo, la emoción que se encarga de detectar las amenazas, es elevado podemos sufrir de timidez y ver cómo ni conectamos con los demás ni les dejamos entrar en nosotros.

AMENAZAS FALSAS

Los seres humanos contamos con diversos mecanismos evolutivos que nos han permitido llegar hasta donde estamos y seguir creciendo. Sin una herramienta que nos ayudara a detectar todo aquello que amenazaba nuestra seguridad, nunca habríamos sobrevivido. El miedo es la emoción que se encarga de esto, de mirar alrededor y hacer una predicción de futuro. Actualmente, esto no es solo aplicable a salvaguardar nuestra vida, sino que lo usamos también en ambientes sociales o laborales.

Cuando el miedo es elevado, acaba perdiendo su función. Todo es una amenaza, todo genera sensación de estrés y ansiedad y, como es tan elevado, aunque la vida corra peligro o la interacción vaya a salir mal, nos bloquea y dejamos de actuar. En lugar de usar emociones que nos permitan estar tranquilos, comunicarnos o expresarnos, nos cerramos por timidez.

ROMPE EL CÍRCULO

La timidez acaba convirtiéndose en un círculo vicioso para todas aquellas personas que la sufren, pareciendo muy difícil escapar de él. Detectamos de forma errónea una amenaza a nuestra integridad en una situación social, nos paralizamos y nos acabamos convirtiendo en nuestra propia amenaza, actuando erróneamente, de forma inhibida o cometiendo algún traspiés que nos haga sentir un miedo mayor. Este miedo a nosotros mismos es el que vuelve a aparecer en el futuro, bloqueándonos de nuevo y repitiendo con más facilidad el mismo bucle. Aparece en muchas personas y acaban viendo cómo su vida se limita por ello.

Si queremos romper el círculo vicioso de la timidez y el bloqueo del miedo, debemos usar las siguientes técnicas:

1. Aquello que me pierdo

Haz una lista de todo aquello que te has perdido en tu vida a causa del miedo y de la timidez. Conversaciones que no has tenido, historias que no has compartido o momentos que se han ido por falta de valentía. Plantéate hasta qué punto vas a seguir perdiéndote partes de tu vida.

2. Busca la amenaza

El miedo está diseñado para hallar las amenazas en nuestra vida. Cuando sientas miedo, busca dónde se encuentra dicha amenaza. ¿Es real o, por el contrario, es falsa? Si es realmente falsa, tendremos los recursos necesarios para poder enfrentarnos a la situación.

3. Practica

Si detectas que hay un punto concreto que es el que te cuesta en las situaciones sociales, como saludar o sacar tema de conversación, practica cada día con las personas con las que tengas confianza. Una vez practicado, busca situaciones de tu día a día donde puedas ponerte en acción.

La timidez implica una serie de reacciones en nuestro cuerpo y en nuestros pensamientos que todos hemos sufrido alguna vez. El problema viene dado cuando esto tiende a repetirse y acaba por convertirse en el rasgo de una persona. Algo que adquirimos y que, dentro de unos límites, siempre podrá mejorarse.

* Ángel Rull, psicólogo.