La Audiencia de Barcelona condenó a penas de 10 y 12 años de cárcel a cinco de los acusados de la violación en grupo sufrida por una menor en Manresa en el 2016. La polémica que acompaña esta resolución, como ocurrió con la de La manada de los Sanfermines de ese mismo año, se debe a que el delito que el tribunal declara cometido es el de abuso sexual y no el de agresión. Los jueces justifican su criterio en que, como la víctima estaba inconsciente, los acusados «pudieron realizar los actos sexuales sin violencia o intimidación» sobre ella.

La sentencia impone 12 años a dos acusados y 10 a otros tres. Además, absuelve a otro y a un séptimo juzgado por un delito de omisión de socorro. Casi al acabar el juicio, la fiscalía modificó su petición inicial de abusos sexuales por la de agresión contra los seis acusados de violar a la chica, que entonces tenía 14 años; era lo que siempre había solicitado la acusación particular. El ministerio público elevó también su petición de prisión hasta 14 o 15 años. La representación de la menor agredida sexualmente reclamó entre 15 y 20.

CAMBIO MAL ARGUMENTADO / El fallo es muy duro con ese cambio de la Fiscalía, que se produjo después de que el Tribunal Supremo condenara por agresión sexual a los jóvenes de la violación de Pamplona y con las conclusiones de la comisión de codificación a la que el Ministerio de Justicia encargó la revisión de estos delitos, entre las que destacaba considerar todo tipo de abuso como agresión sexual, aunque las penas prácticamente se mantuvieran en el abanico actual.

La resolución llega a calificar de «sorpresa» el cambio de calificación jurídica del fiscal, «porque la prueba practicada en el plenario apoyaba su calificación provisional de abusos sexuales, y en cambio no aportó elementos que justificaran mutar los abusos en agresión sexual en los trámites de conclusiones».

El tribunal no duda de que se trató de un delito de abuso sexual, pues considera «acreditado que la víctima, mientras se producían los hechos, y desde el momento antes hasta horas después de lo sucedido, se encontraba en estado de inconsciencia, sin saber qué hacía y qué no hacía, y, consecuentemente, sin poder determinarse y aceptar u oponerse a las relaciones sexuales que con ella mantuvieron la mayor parte de los procesados, los cuales pudieron realizar los actos sexuales sin utilizar ningún tipo de violencia o intimidación». Por ello, sostiene, «se está ante la hipótesis que considera abusos sexuales no consentidos, aunque en este caso el consentimiento sería irrelevante atendiendo a la edad de la víctima».

Los hechos tuvieron lugar el 26 de octubre del 2016 en una fiesta de Halloween celebrada en una fábrica abandonada de la capital del Bages, situada en una zona aislada cerca del campus de la zona universitaria. Uno de los acusados, que conocía a la víctima, se la llevó a un lugar apartado, la violó y después animó a otros a hacerlo por turnos.

En cuanto a la edad de la víctima, de quien los acusados declararon que ignoraban que era menor, la sentencia es contundente. «En el juicio oral, celebrado casi tres años después de los hechos», cuando la víctima tenía 14, «el tribunal ha podido comprobar que el aspecto físico de la chica sigue teniendo una apariencia de adolescente incipiente».

La sala ha fijado en 12.000 euros la indemnización a la víctima al considerar que «el ataque a su indemnidad sexual fue extremadamente intensa y especialmente denigrante, y además se produjo sobre una menor que se hallaba en situación de desamparo».

RECHAZO INMEDIATO / La sentencia originó ayer el rechazo inmediato de las asociaciones feministas. Altamira Gonzalo, de la fundación de mujeres juristas Themis, consideró que la Audiencia de Barcelona se ha alejado del criterio establecido este mismo verano por el Tribunal Supremo, que respecto a La manada de los Sanfermines del 2016 consideró los hechos como una «violación múltiple» de «enorme sordidez y crudeza» en la que «la víctima sufrió» todo el tiempo. El TS castigó con 15 años a los culpables. «La Audiencia de Barcelona sigue entendiendo que es necesaria una resistencia heroica por parte de las mujeres», criticó la responsable de Themis.