El hombre que todo lo sabe y nunca se equivoca tuvo el lunes un arrebato de humildad. Donald Trump se vio obligado a renunciar públicamente a sus planes para reabrir la actividad económica en Pascua, después de que los modelos matemáticos que maneja su Administración le convencieran finalmente de que el covid-19 será una tragedia de dimensiones épicas. En una rueda de prensa mucho más sobria y comedida de lo habitual, el presidente predijo que el nuevo coronavirus dejará entre 100.000 y 240.000 muertos en Estados Unidos, una cifra que supera al total combinado de bajas estadounidenses en las guerras de Corea y Vietnam. «Vamos a empezar a ver algo de luz al final del túnel, pero las próximas dos semanas serán muy pero que muy dolorosas», dijo en su comparecencia diaria.

Las proyecciones estadísticas citadas por Trump beben de varios estudios académicos, como el ya célebre del Imperial College de Londres u otro de la Universidad de Washington que predice que el pico de ingresos hospitalarios se producirá el 15 de abril, tres días después de la fecha que el presidente se había marcado para reabrir el país.

Y la horquilla de muertos prevista refleja solo el mejor los escenarios posibles, que podría alcanzarse si se evita el colapso de los hospitales, llegan los respiradores reclamados y se mantienen las medidas de confinamiento y distanciamiento social.

Trump no quiso, sin embargo, ordenar la cuarentena nacional y explicó que en gran medida sus prisas por reabrir el país se debían a las recomendaciones de sus amigos empresarios, que le habrían instado a dejar que el virus cumpliera su ciclo de devastación sin arrastrar a la economía en su camino. Lo que sí hizo fue extender durante 30 días las medidas federales para mitigar la epidemia, unas medidas mucho menos ambiciosas hasta ahora que las adoptadas por los gobernadores.

En estados como Florida seguían abiertas las playas, pero su gobernador se vio obligado a ordenar el martes el confinamiento de la población tras ver cómo la Casa Blanca dejaba de cantar victoria y el número de contagios en su estado se acercaba a los 7.000. En todo el país se han superado los 205.000 casos, que han dejado hasta ahora 4.500 fallecidos. El principal vector de la crisis sigue instalado en Nueva Jersey y Nueva York, donde su gobernador tomó medidas adicionales cerrando todos los parques públicos en la Gran Manzana.

Recelo de China / Por otra parte, un informe clasificado de la comunidad de inteligencia de EEUU y presentado la semana pasada a la Casa Blanca ha alcanzado la conclusión de que China ha dado cifras falsas sobre contagios y muertes por coronavirus, minimizando ambos números. La agencia Bloomberg dio ayer la exclusiva sobre el documento, citando a tres fuentes anónimas del Gobierno de Washington.

Aunque las fuentes no han querido comentar detalles sobre el informe, han explicado que su núcleo es que los datos de China son intencionadamente incompletos. Dos de las tres fuentes hablan directamente de datos falsos. China ha reconocido unos 82.000 casos de covid-19 y 3.300 fallecidos. En EEUU ya hay más de 190.000 positivos y más de 4.000 muertos.