Utilizar los desagües como vertederos es una irresponsabilidad cuyas consecuencias sufren los océanos. Más en el caso de los productos de un solo uso, muchos de los cuales acaban su vida útil desechados de cualquier manera. Una reciente investigación presentada en el encuentro nacional de la American Chemical Society (ACS) pone sobre la mesa el peligro que supone deshacerse de las lentillas a través del inodoro. Una práctica que, según apuntan los investigadores, estaría secundada por entre un 15 y un 20% de los usuarios y que podría producir entre 6 y 10 toneladas métricas de deshechos en los océanos.

De acuerdo con esta investigación, tirar las lentes de contacto por el inodoro podría estar contribuyendo a la contaminación por microplástica de los océanos. Una problemática que, según apuntan los investigadores, aún no ha sido estudiada lo suficiente para conocer el impacto global de esta práctica. Por el momento, con los primeros resultados en la manera, los químicos apuntan a que una vez que estos productos llegan a las plantas de tratamiento de aguas residuales podrían descomponerse en minúsculos fragmentos de material perjudiciales para el medio ambiente.

En este caso, los investigadores apuntan a que el foco del problema está en la nueva generación de lentes de contacto desechables. Ya sean los productos de uso diario, semanal o mensual. Para ello se utilizan una combinación de polimetilmetacrilatos, siliconas y fluoropolímeros que permite la obtención de un material "más suave" que permita el paso del oxígeno de la lente hacia el ojo. Una composición que, de acuerdo con los investigadores, contribuiría a la descomposición en microplásticos del producto.

La cadena de contaminación

“Cuando el plástico pierde algo de su resistencia estructural, las lentillas se descomponen físicamente. Esto conduce a partículas de plástico más pequeñas que finalmente conducirían a la formación de microplásticos”, explica Varun Kelkar, investigador del centro de Ingeniería de Salud Ambiental del Instituto de Biodiseño en la Universidad Estatal de Arizona y autor del recién publicado estudio.

A partir de ahí empezaría una cadena de contaminación perjudicial tanto para el medio ambiente como, en los casos más extremos, para la salud humana. Si los organimos acuáticos confunden los microplásticos por alimentos, al ingerirlos estarían lesionando su sistema digestivo. Y si estos animales acaban en nuestras mesas, su consumo podría conducir a una exposición no deseada a contaminantes plásticos.

Soluciones urgentes

Según apuntan los investigadores, se trataría del primer estudio en el que se analiza la contaminación de las lentes de contacto de un solo uso. Razón por la cual se apunta a la necesidad de seguir estudiando este fenómeno y empezar a plantear soluciones.

En esta misma línea, los investigadores piden que las empresas fabricantes se comprometan, como mínimo, a suministrar información en los envases sobre cómo desechar correctamente estos productos. Es decir, indicar que las lentes de contacto se tiran junto a los sólidos y jamás en los desagües. Una indicación aparentemente innecesaria pero que, a la luz de los hechos, necesita más difusión.