Seis kilómetros de hermosas trochas de montaña llevaron a Blanca Fernández Ochoa hasta la muerte, en un canchal granítico, pelado, ventoso y bajo uno de los miradores más hermosos de la Sierra de Guadarrama, el de La Peñota, entre los términos de Cercedilla y Los Molinos (Madrid). Su última excursión acabó en una caída que la autopsia determinará si fue fortuita. Los primeros indicios dicen que podría llevar muerta una semana.

A media tarde de ayer, un helicóptero subió hasta el lugar del hallazgo para llevarse el cuerpo de mujer hallado a mediodía en el Collado del Rey, un balcón colgado hacia el sur. Su destino fue el campo de fútbol del Cercedilla, desde donde fueron transportados los restos a la sede del Instituto Anatómico Forense de Madrid donde le harán la autopsia. Los familiares se temían que era ella desde primera hora de la tarde, al poco del hallazgo, por las preguntas que, desde monte arriba, les hacían los investigadores que examinaban el cuerpo. «¿Llevaba un cordoncito de cuero?» «¿Tenía una salamandrita tatuada en un tobillo?». Todas tenían una triste respuesta afirmativa.

Los restos presentaban golpes propios de una caída, pero no de una precipitación desde una altura, informaron fuentes policiales no oficiales. De ser cierto, se cumpliría lo que temía Lola Fernández Ochoa, hermana pequeña, su vivo retrato: «A mi hermana le ha pillado la tormenta y le ha pasado algo», especulaba el pasado lunes al volver de una ruta de búsqueda de la desaparecida, a la que se había llevado como amuleto «la garrota» que usaba Blanca para pasear por el monte.

El lugar del hallazgo está a dos horas de marcha tranquila a pie desde el aparcamiento de Las Berceas, en Las Dehesas de Cercedilla, donde apareció el coche de la desaparecida correctamente aparcado. En el vehículo dejó Blanca unas chanclas. Se cambió de calzado para emprender su última excursión a unas montañas que amaba. A los picos madrileños acudía de vez en cuando a refugiarse apartada de todo. Pasando junto al pico llamado el Montón de Trigo, es una ruta deportiva de 10 kilómetros. Por la trocha más recta del Valle de la Fuenfría, como sospechan familiares suyos, son seis kilómetros.

Una perra de la Guardia Civil halló el cadáver, ya muy deteriorado. Se llama Xana, es una pastora alemana de tres años, que está en activo en la escuela de la Unidad Cinológica del instituto armado. Su guía, el sargento Fran de la Guardia Civil, libraba. Después de que un testigo refiriera a la Policía que se había encontrado con Blanca el día 24 y le había dicho que se iba a andar por La Peñota, el sargento se animó a salir al monte acompañado de un amigo civil. Los dos salieron desde el término de Los Molinos.

EL PERRO / Un equipo de rescate pasó no muy lejos del lugar el lunes, pero no por el collado preciso al que, a 1.660 metros, se lanzó Xana como una flecha. Un perro, como especulaban los expertos, ha sido clave. Y en una zona que para los senderistas y los ganaderos no es demasiado apartada ni inaccesible. Los vecinos de la zona se quedan extrañados al conocer el lugar del hallazgo. El cuerpo fue hallado cerca de la raya de Madrid con Castilla y León. La familia se quebró al recibir la noticia, especialmente Lola y Luis Fernández Ochoa.

Del sufrimiento de los Fernández Ochoa saben las paredes de la parte de atrás del Hostal Casa Cirilo, un histórico de la zona, el último alojamiento de montaña arriba, que regentan unos primos de la fallecida. Enfrente se había instalado la base de búsqueda. Detrás, Luis, el mayor, se abrazaba a su gente emocionado, apenas tapado por un macetón de begonias.

El consistorio de Cercedilla se reunía para decidir la extensión del luto oficial cuando un furgón partía del campo de fútbol de Cercedilla con los restos de Blanca, a dos kilómetros de donde se alza, una estatua de Paquito con los brazos en alto con su medalla de Saporo-72. Blanca fue vista por última vez por su familia el 23 de agosto. Le había dicho a su hija que se iba de senderismo. El 29, la hermana y su marido, Adrián Federighi, denunciaban la desaparición a la Guardia Civil.

Las cámaras de seguridad del Hipercor de Pozuelo de Alarcón la grabaron comprando queso el día 24. El domingo 1 de septiembre, a las 11 de la mañana, encontró Luis el coche de su hermana en el aparcamiento de Las Dehesas de Cercedilla. La Policía da por seguro que el vehículo estaba allí desde el día 25, pues sus bajos presentan las salpicaduras, de abajo a arriba, del barro de estos días de lluvia. No había en él signo alguno de violencia.

Pero ante los investigadores se han cruzado testimonios de vecinos y senderistas que aseguran que no vieron el coche en ese lugar durante los días posteriores al del supuesto estacionamiento. Falta ahora por saber por qué se cayó Blanca. Si fue la lluvia, o sufrió un desvanecimiento, o qué otra razón la tiró al suelo. El juzgado de instrucción 5 de Collado Villalba ha decretado el secreto del sumario del caso.