La situación en las residencias de ancianos es cada día peor, y una muestra de ello es el hallazgo de varios cadáveres en sus camas, conviviendo con el resto de mayores, realizado por soldados de la Unidad Militar de Emergencias (UME) que llevan a cabo labores de desinfección en este tipo de instalaciones por orden del Ministerio de Defensa.

Este hecho no debe ser más que la punta del iceberg y no es necesariamente responsabilidad de los geriátricos. Empresarios y trabajadores del sector han denunciado que muchas funerarias están colapsadas y se demoran en recoger los cuerpos, mientras que las ambulancias ya ni siquiera trasladan a los hospitales a los enfermos que se encuentran en situación más crítica.

La llamada de alerta la lanzó la ministra de Defensa, Margarita Robles, al declarar en Tele 5: «El Ejército ha podido ver a ancianos y mayores abandonados, cuando no muertos, en sus camas. Vamos a ser implacables y contundentes». Fuentes militares apuntaron a Europa Press que se han encontrado «al menos dos casos» en dos residencias diferentes. La UME está llevando cabo labores de desinfección en 73 residencias de toda España, 14 de ellas en la Comunidad de Madrid, donde se concentra el mayor número de muertes por este virus.

El Gobierno insiste en que están enviando incluso patrullas de la Guardia Civil a controlar que todo se haga correctamente en estos centros y la fiscalía ha anunciado que abrirá diligencias por si hubiera delito en el caso de los cadáveres, pero los sindicatos echan de menos el apoyo que han reclamado. CCOO y UGT denunciaron ayer que los trabajadores de los geriátricos siguen sin contar con protección individual adecuada, así como material sanitario y ayuda para evitar el contagio de las personas mayores, las más vulnerables.

El responsable de política institucional de CCOO, Manuel Rodríguez, recordó que la presencia de cadáveres en los centros de ancianos había sido denunciada por empleados al sindicato desde hace «varios días». El problema, señaló, es que la cantidad de muertes por la epidemia tiene las cámaras frigoríficas completas y las funerarias, en su mayoría «pequeñas», no tienen la capacidad para poderlos trasladar. El problema, coincidió Ignacio Fernández-Cid, presidente de la Federación Empresarial de la Dependencia (FED), es que «las funerarias están colapsadas y en algunos casos están diciendo que no pueden ir a recoger el cuerpo», advirtió también, además de denunciar que las ambulancias rechazan buscar a los enfermos en peor situación.

Pese a todo ello, si los cadáveres estaban en camas junto a otros ancianos, debería«caer todo el peso de la justicia» a sus responsables, reconoció. «Lo lógico sería ubicarlos en alguna habitación libre o en una sala de mortuorio, no junto a otros ancianos vivos. No hay estadísticas globales de los fallecidos en residencias. Solo en Castilla y León, una de las pocas comunidades que las proporciona, se han contabilizado ya 45 muertes entre geriátricos y centros para discapacitados.

Los trabajadores de la residencia Consorts Guasch, en Capellades (Barcelona), donde han muerto ya 12 ancianos por coronavirus, han denunciado a este diario que no tienen suficiente material de protección, que antes de que se conociera el alcance del brote fueron a trabajar enfermos, y que hacía meses que veían cómo «algo se estaba yendo de las manos». Quieren dejar claro que los abuelos están bien atendidos, pero lamentan que el trato a los cuidadores es «aberrante».

Hace dos semanas que cuentan con material de protección, pero muy escaso. «Lo estamos reutilizando entre nosotros y como parece que no va a llegar más, nos están dando bolsas de plástico para protegernos». Desde que empezó a conocerse el elevado número de muertos en el centro, los trabajadores se tenían que lavar la ropa en casa. «Tenemos mucho miedo de contagiar el virus a nuestras familias, tenemos abuelos, niños ...», lamentan.